______:— Me trajo Jetza —sonreí, ésta rubia no tenía ningún derecho a reclarme nada.

«Que mal agradecida, todavía de que la volvemos popular»

Esmeralda:— ¿¡Que!? Esa naca, ¡joder ____!, es asqueroso: su delineador, su desastroso cabello...

_____:— No hables así de ella, porque a diferencia de ti: ella sí tiene buenos argumentos para hablar mal de nosotras y no tonterías como tú —dije molesta—. Deberías aprender a ser un poco más como ella. No vuelvas a hablar mal de esos chicos porque no se te olvide gracias a quien eres popular y no la depresiva antisocial que eras antes.

Esmeralda:— Lo siento, ____.

Le pasé a un lado y me senté junto a Jos, a quien había olvidado por completo.

Jos:— ¿No crees que fuiste un poco dura?.

____:— Alguien debía ponerla en su lugar desde hace mucho tiempo, y realmente quiero intentarlo con Jetza.

También quiero ganar la apuesta y que mejor que defender a los cerebritos, quise añadir.

El maestro entro al aula, me miró por un momento y recordé nuestro casual encuentro en la sala de música, sí, ese fue un excelente faje. Y no me miren así, el hombre tiene lo suyo, un par de ojos verdes, una barba perfectamente rasurada y esos 28 años llenos de experiencia. Sí, es perfecto al menos para mí.

Muevo mi cabeza sacando esos lujurioso recuerdo al darme cuenta que ya empezó a dar sus clases, comencé a tomar apuntes de todo lo que escribía en aquel viejo pizarrón.

Debo recargar mis lapiceros de gel brillante.

Jos:— Me da gusto que por fin estés poniendo atención —me susurró el pelinegro.

____:— Gracias friki —sonreí coqueta.

«¿Gracias friki? Deberías dar gracias a Dios por crear al profesor Edgar y darle ese enorme culo»

(~~~)

La cafetería se encontraba llena, había gritos, música y risas por todos lados.
Jale el brazo del pelinegro y le obligue a sentarse a mi lado, llamé a Alonso y a Jetza para que nos hicieran compañía mientras que Bryan y Esmeralda —quien estaba molesta— platicaban entre sí.

Es bueno tener a tus amigos cerca pero es mejor tener a tus enemigos aún más cerca.

O bueno, algo así dice el dicho.

Comía en silencio mientras observaba a mis acompañantes: Bryan trataba de coquetear con Jetza quien no tenía intención de prestarle atención, Alonso miraba a Esmeralda cada vez que tenía oportunidad sonrojandose a todo momento, la rubia estaba molesta y no trataba de disimular la expresión en su rostro.

Cuándo decidí mirar a Jos me llevé la sorpresa de que él ya sé encontraba mirándome con una sonrisa.

«Así es Canela, entra a la boca del lobo»

____:— ¿Qué les parece ir el fin de semana a mi casa? —sugerí llamando su atención.

Bryan:— Me parece bien —le guiñó un ojo a la pelinegra quien seguía ignorando la existencia de mi atlético amigo.

Esmeralda:— Tengo cosas que hacer —el dí un golpe en su rodilla—. ¡Auch! Es verdad, no estoy mintiendo.

____:— Los esperó el sábado a las 3:00 pm. —canturre.

Jos:— Nosotros nos apuntamos —se ánimo a decir mirando a sus amigos—. Gracias, ____.

Sus ojos estaban conectados con los míos, su sonrisa era tan linda y esos hoyuelos le daban un toque de ternura. No había perversión en su rostro tan solo amabilidad y nobleza.

Él estaba siendo increíblemente lindo conmigo.

Lastima que le rompere su corazón.

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El Tutor 【Jos Canela】Where stories live. Discover now