Jamás correría para alcanzar a Carbonell y obtener su atención. Solamente porque mi calificación está en juego.

Aclaremos eso.

Jetza:— ¡Carbonell! —varias miradas se posaron en mí.

«¡Sí gente! La gran  _______ Carbonell y yo hablamos».

______:— Hola Jetza ¿nos vamos? —sonrió.

«Bien, esto es raro».

Jetza:— Sí, vamos —respondí confundida por su actitud.

Es decir, ayer indirectamente me llamó perra y hoy me habla por mi nombre.

«Oh, Jos. ¿Qué rayos le has hecho a la perra sin corazón de _______ Carbonell?».

Ugh, nunca había dicho su nombre tantas veces.

_______ (TN).

Estar en el mismo auto no era una buena opción, cualquiera podía sentir la tensión en el aire, ni siquiera la música alivianaba el ambiente.

Agradecí cuando llegamos a casa, al menos me siento más cómoda en el lugar donde vivo. Entramos y de inmediato subimos a mi habitación.

Ahora que lo veo, realmente vivo como una Barbie.

_______:— ¿Qué debemos hacer?.

¡Vamos! Jamás pongo atención en clases ¿creyeron que Jos me cambiaría en tan pocos días?.

Que ingenuos.

Jetza:— No pondré en riesgo mi calificación por una niña mimada —rodó los ojos—, yo haré todo y tú solo observa.

Y nuevamente la incomodidad llenó la habitación.

______:— ¿Por qué me odias? —no me importaba su respuesta, pero las palabras salieron de mi boca antes de lograr procesarlas en mi cabeza.

Jetza:— Eres una egocéntrica y egoísta —siguió escribiendo—, llamas la atención por tu estúpida obsesión de ser perfecta.

_______: ¿Perfecta?.

Jetza:— ¿Crees que no me doy cuenta? —rió—. Tu cabello peinado sin algún pelo fuera de lugar, el corsé que utilizas para mejorar tu figura (lo cual me parece ridículo ya que eres delgada por biológica), los pupilentes que usas porque tus ojos son "extraños" —hizo comillas en esta última palabra—, y como solo usas lentes cuando nadie del instituto te ve, tu ropa combinada, maquillada para ocultar tus imperfecciones. Dios ¿qué rayos sucede contigo?.

No podía negar nada. Todo era verdad.

¿Por qué me conocía tanto? Ni siquiera mis amigos sabían eso.

______:— Te propongo algo.

«Oh no».

Oh sí.

Jetza:— Te escucho —su ceño fruncido no desaparecía.

______:— Que tal si, hacemos como si nada hubiera pasado —sonreí—, comenzar desde cero..., ¿amigas? —extendí mi mano.

Jetza:— ¿Por qué quieres ser mi amiga?.

Lo pensé unos segundos, ni siquiera lo sabía. Últimamente me dejó llevar por lo que dice mi corazón, es como si mi mente estuviera en descanso y ahora mi cuerpo solo recibiera órdenes de mi corazón.

______:— No tengo ni la más mínima idea —hablé con sinceridad—, ¿entonces sí? porque el brazo se me cansa —ella rió.

Jetza:— Espero no arrepentirme de esto —miró el techo y bajo su mirada—. Bien, amigas—guiño un ojo y aceptó mi mano.

Proseguimos con el trabajo, tratamos de conocernos mejor, en ocasiones la incomodidad nos ganaba y el cuarto quedaba en total silencio.

Ayudé un poco en el trabajo: tan solo decoré, pero me enorgullece decir que no habrá un trabajo tan original y perfeccionista como el nuestro: la sutil caligrafía, las pequeñas cosas minimalistas y por último un pequeño toque de brillo y estrellas en las esquinas.

Se oye raro, pero les juro que quedó increíble.

_______:— ¿Mouque? —no creí que a esta chica le llamara la atención un deportista popular. ¡Eran polos opuestos! ¡dios ayuda!.

Jetza:— No me gusta —aclaró—, me llama la atención, es todo.

¡Y obvio que no le puede gustar! ¡ES mi hijo!.

_______:— Puedo ayudarte a conquistarlo —le animé.

«Oh my good, dime que no lo hiciste».

911, estamos perdiendo a _______ Carbonell.

✓✓

✓✓

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El Tutor 【Jos Canela】Where stories live. Discover now