Oscuridad

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Todo mi cuerpo siente una extraña sensación que recorre a lo largo de mi columna vertebral y el momento exacto reacciona.

Un estornudo.

—Salud —habla Félix.

—Gracias —Me limpio la nariz y busco entre mis cosas un trapo.

— ¡No… maldita mano! —abruma Osiys en un arrebato de ira con su dibujo.

—Ya Brayana, no lo fuerces, trata de…

—Lo siento señor "todo me sale bien" —replica interrumpiendo—, pero llevo más de media hora tratado de que este trazo me salga bien. Además es "Bray-ana" no Brayana…

Para molestarla repito un sin fin de veces mal su apodo haciéndola molestar y perder de vista su frustración a su dibujo.

—Ya déjala "Juan Hilario" —me pide de buena gana Álex.

—Bien —dije tras una risa.

—Gracias Álex —agrega mientras voltea a él y luego a su libreta. Tras un suspiro deja el libro de lado junto al lápiz y reposa.

—Te quedó muy bien, por excepción de la mano, pero ya lo harás bien, solo dale un tiempo —Dice básicamente lo mismo que yo, y de manera muy conveniente se lo toma mejor de su parte.

—Si, lo sé —finalmente cerró la libreta dando vuelta los ojos, se dió la vuelta para ir hace él. Se acercó a su hombro y posó su vista en la cámara de Álex.

Fex y yo no perdemos tiempo y nos unimos. Me pongo detrás y Félix del otro lado. Observamos los paisajes que Alex logró fotografíar gracias a sus habilidades.

—Se ven hermosos, casi no parecen de este mundo —opino.

—Gracias —alega y luego eleva la mirada—. Esperen… —Álex nos hace señas y le damos espacio. Da un gran salto, saltando como su fuera un parque de diversiones entre las ramas y seguido se deja caer desde lo más alto.

Desde el suelo podemos ver sus singulares actitudes y capacidades para tomar fotos, aunque no deja de ser una sorpresa ver que sea un súper humano no lo vemos como la gran cosa.

—Muchachos —resuena, y me imagino todos los presentes también lo escucharon.

Álex pierde la noción del tiempo y el espacio y termina por estrellarse en el suelo dejando un pequeño cráter. Corremos hacía él, y estúpido se preocupa más por su cámara que por si mismo.

Una vez se reincorpora nos dirigimos hacia la fuente de los gritos, Sérgio.

Trotamos hasta él, y otro tercio del grupo. Mientras más nos acercamos notamls que algo no anda bien. A primera vista, cruzados de brazos se ve que algo pasó.

—Adivino, la buseta se accidentó de camino aquí.

John con su voz hace un sonido de campana de recepción: »"Ding, ding, ding, ding, ding".

—Entonces… —suspira Félix—. Que haremos, tenemos un plan de contingencia…

—Sí, de bolas que tenemos un "plan B" —amarga Sérgio—. Si esperamos será para que lleguen mañana por nosotros, y no hay nada. Es decir. No tenemos comida, bolsas de dormir… no trajimos nada para quedarnos y este lugar… se supone que no deberíamos estar aquí.

— ¿Tocará irnos caminando? —asume Robert.

—Seria lo mismo que quedarnos a esperar.

— ¡Entonces qué coño hacemos! —reprocha—. Desidanse, nos quedamos o nos movemos antes que caiga la noche.

Phobiusfear Where stories live. Discover now