Capítulo 3: Una conversación incómoda

Comenzar desde el principio
                                    

JungKook suspiró profundo como si se resignara, volteó hacia el contrario y señaló el refrigerador.

 JungKook no estaba feliz.

«¿Por qué dejó de sonreír? ¿Acaso no le gusta la Coca-Cola?», se preguntó internamente JiMin. «Awww, hasta frustrado, JungKook se ve tan adorable...».

[. . .]


Minutos más tarde, ambos estaban sobre el sofá de la sala comiéndose rebanadas de pizza a montón. JungKook parecía de buen apetito puesto que ni siquiera la orilla dejaba.

«Es todo un goloso», pensó JiMin de una manera nada inocente, a lo que observaba comer al contrario.

―¿Hyung, no tiene hambre?

―¿Ah? ―respondió confuso. Observó como JungKook señaló su rebanada intacta―. ¡Oh! Esto, sí... ―Se dio cuenta que no había probado bocado alguno por observarlo, entonces comenzó a comer de lo suyo.

El silencio reinaba y ninguno de los dos se dignaba a comentar una conversación banal para romper el hielo, hasta que pasado unos minutos, uno de ellos se atrevió a no callar los pensamientos que rondaban por su cabeza.

―¿Cuántos años tiene, Hyung?

JiMin se tardó en responder, ya que el alimento estaba en proceso de masticación. Tragó lentamente y dijo:

―Diecinueve...

―¡Yo tengo quince! ―dijo poco orgulloso el menor.

―¡Oh!, todo un mayorcito.

―Es horrible.

―Horrible, ¿por...? ―JiMin volvió a su comida, preguntando sin mucho interés.

―En mi escuela nadie se parece a mí, todos actúan diferente, ahora ellos solo piensan en chicas y tetas. Dicen que es porque ya están madurando. Yo siento que no he madurado nada, porque no estoy pensando en chicas ni en sus tetas... ―reprochó y juzgó el castañito decepcionado, sin ánimos y con un singular puchero.

JiMin abrió los ojos sorprendido, esta vez le puso más atención. Las palabras del menor lo dejaron asombrado.

―¡Hey, hey! Espera, tú, niño bonito. ―Le interrumpió su diálogo―. No porque no pienses en chicas, en sus tetas o en sus cul... ―Fue el mismo JiMin quien se detuvo esta vez.

JungKook se desconcertó.

―...

―Olvida eso...

―Ibas a decir culos. ¿Verdad, Hyung?

Para JiMin había sido suficiente una tarde cuidando a JungKook para darse cuenta de que este desconocía de términos sexuales. No se imaginó que este supiera de lo que hablaba.

―Sí, pero... ¡Eso no importa! ―expresó―. La cosa es que tal vez las hormonas masculinas todavía no te carcomen el cerebro como a ellos ―argumentó JiMin―, será cuestión de tiempo para que te fijes en alguna chica.

―¡No, wagh! ―Su rostro expresó aversión, sorprendiendo a su mayor con el tono arisco en el que expresaba su disgusto hacia las chicas―. ¡Qué asco!, no me gustan las chicas, son feas y les viene la menstruación... No, Hyung, no gracias ―concluyó, con una mueca de desagrado al pensar en sangre.

JiMin sonrió por aquel comentario.

―Eso dices ahora, pero más adelante... ―insistió pensando en un futuro incierto.

―¡No! ―Se levantó del sofá―. ¡Kookie nunca se va a interesar en una mujer, porque a Kookie le gusta alguien más! ―gritoneó el pequeño anteponiéndose a la idea.

Los trastornos de la inocencia↬[ᴊɪᴋᴏᴏᴋ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora