#13

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Una semana después y se encontraba sentada en una de las mesitas de madera que había en la feria.

Sus amigas habían ido por algodón de azúcar y __ se había quedado a cuidar el puesto.

El parque de diversiones era magnifico. Todos parecían estar pasándolo bien, a excepción de ___, que llevaba estos días deprimida.

Aún recordaba el rostro de Ryujin, tan roto y en verdad parecía muy golpeada por las palabras que le había dicho ___. La pelinegra se arrepentía mucho.

Lo peor de todo es que después de aquella pelea se había encontrado con ella. Al igual que otras veces, la había fastidiado con sus amigas, sólo que había algo diferente.

Cuando la estaba insultando, no tuvo ni una vez la oportunidad de observar sus ojos fijamente, Ryujin siempre parecía evitarlos o de alguna manera la insultaba desde lejos, sin querer acercarse.

Ya comenzaba a desesperarse, porque ___ quería ver ese color café que le quitaba el aliento.

Se sentía cómo una necesidad, una ridícula necesidad de ver esos ojos para poder estar en calma consigo misma.

No había ayudado en nada el nuevo pensamiento acerca de querer besarla.

La quería besar y eso la asustaba, era otra necesidad que le hacía temblar de pies a cabeza cada vez que la veía.

Observaba el rostro de Ryujin y sin poder evitarlo, los ojos se le iban a su boca, tenía los labios más hermosos del mundo y ___ solamente tenía unas desesperantes ganas de morderlos y besarla hasta que le dolieran sus propios lados.

Suspiró ¿Qué leches le estaba sucediendo?

No creía que fuera muy normal, el soñar todos los días con la misma chica y desear besarla. Más si no era su amiga, más bien lo contrario.

Era la chica que le hacia la vida imposible y allí estaba ___, suspirando por la rubia.

Cada vez más, las palabras de Ryujin hacían eco en su mente

"¿No será que estás enamorada de mi?"

Y la verdad, ___ intentaba convencerse de que no era así, imposible. No, era una locura. (I Won't Say I'm in Love empieza a sonar)

—¿___, estás bien?—Preguntó Lía, acercándose a su amiga.

Llevaba una gorrita de oso en la cabeza, que había ganado en unos juegos.

—Sí, claro—Mintió mal, sabia con antelación que si le contaba a sus amigas respecto al problema, ellos comenzarían a delirar.

—¿Quieren ir a las tazas giratorias?—Preguntó Chaer al llegar, había rastro de azúcar en sus labios.

—¡Será divertido, vamos!—Animó Lia, jalando a ___ y a Jihyo de las manos, hasta llegar a la atracción y montarse en ella.

Estaban bajándose de las tazas cuando vieron a lo lejos al grupito, parecía la realidad despotricada sobre la suerte de ___.

Todo le salía mal, y para joder más las cosas allí estaba Ryujin, igual de hermosa que siempre.

Llevaba un vestido negro y un gancho en su cabello, reía mientras iba de la mano con Haechan y entrelazaba su brazo con el de Yeji.

Quería besarla, que la tierra tragara a Haechan.

Era una gran idea rondando en su cabeza, soltó un gran suspiró y tomó a Lía de la mano, quería alejarse de ellos.

— Lía, ¿Quieres ir a la montaña rusa?—Preguntó con una sonrisa a su amiga, ella parecía feliz.

—¡Claro!

Rivales [Ryujin y Tu]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum