—Jinnie, hermosa, no estoy de ánimos —le dije abatido. Sólo quería quedarme acostado hasta que me consumiera en mi miseria y muriera.

—Pero Bin te está esperando con el desayuno listo, se enojará mucho si sabe que no quieres celebrar su cumpleaños.

Me levanté de golpe—. ¿Su cumpleaños? —susurré.

—¡Lo olvidaste! Te va a matar. Estaba muy emocionado de que la boda fuera un día antes de su cumpleaños.

¡Claro! Era el cumpleaños de Binnie, lo había olvidado por una milésima de segundo por culpa de la resaca y los preparativos. Él tenía todo el derecho a matarme. Pero si mis veinte ya pasaron, eso significaba que en realidad me había casado con él, y que esto de la boda era la realidad y que pasaría el resto de mi vida con Changbin.

—De acuerdo, dile que bajo en cinco minutos.

Yeji se fue algo confundida, pero no le dio importancia.

Dios, estaba casado. Miré mi mano y en efecto, ahí estaba el anillo que confirmaba mis deseos. No podía estar más feliz.

Me vestí rápido, pero ordenado, no quería causarle una mala impresión a "mi esposo" en nuestro primer día como matrimonio. Pero me detuve en seguida, no le tenía un regalo. Era un idiota, ¿cómo se me había olvidado esta fecha?

Al menos no podría asesinarme hasta mañana, nuestros cumpleaños seguían siendo días de tregua.

—Hasta que al fin te decidiste en bajar. Tus ronquidos ya me estaban poniendo nervioso —me dijo en cuanto me vio entrar al comedor. Estaba solo sentado frente a la mesa y un millar de comida en abundancia—. Mis padres siguen durmiendo y los chicos están tirados por allí en el jardín durmiendo después de que le siguieron la fiesta aquí.

No escuché nada de lo que dijo, en parte porque el dolor de cabeza no me dejaba entender nada con demasiadas palabras porque estaba concentrado observando cómo se movían sus labios en forma de corazón.

—Feliz cumpleaños... —le dije. Él sonrió y bajo la mirada avergonzado. No podía creer lo mucho que amaba a ese chico.

—Ven a desayunar conmigo, hay comida como para un ejército.

Me senté a su lado y comimos mientras bromeábamos de lo mal que amanecieron los demás.

—Espero que Bo ri les orine en la cara —dijo entre risas.

—Y que Asesino los rasguñé.

—Su nombre es Min-ki —reclamó mientras mascaba su tostada.

—Como digas —le dije haciendo un gesto de inferencia con la mano. No cambiaría de parecer, ese emjanbre de plumas verdes y tierna con garras que me regaló parecía un asesino de cortinas. No mencionó nada de un regalo, pero sabía que lo estaba esperando y que yo no tenía ninguno. Así que me puse a pensar en una buena idea en lo que terminaba mi café.

—Apresúrate —lo interrumpí de pronto. Ya tenía el regalo.

—¿Por qué?

—Porque hoy tendremos una cita —en mi memoria no tenía ninguna cita de los dos, solos, sin los chicos ni interrupciones de su mejor amigo que intentarán quitarme a mi esposo y que después se enamorarán -cof, cof, Jisung, cof, cof-, así que este sería el día perfecto. Sin mencionar que nadie se encontraba en una buena situación como para acompañarnos. Salimos de prisa, antes de que los demás despertaran. Nos subimos al auto y le pedí a Changbin que me dejara conducir a mí esta vez, sería su chofer por el día.

—No, gracias. No quiero morir el día después de mi boda— me dijo. Pero yo refunfuñé y lo empujé al asiento de copiloto. Había mejorado bastante, así que no corríamos peligro de morir. Todavía.

𝑀𝒶𝓇𝓇𝓎 𝑀𝑒 || 𝐿𝒾𝓍𝒷𝒾𝓃 /𝒞𝒽𝒶𝓃𝑔𝓁𝒾𝓍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora