- Si, de eso me he dado cuenta, acaso no quiere saber nada sobre ti?- Sophia la miro por el espejo y sonrió.

- No se trata de eso, me dijo el último día que vino que no podía venir tan seguido ya que la gente había comenzado a murmurar sobre sus visitas a esta casa.

- Estás segura de lo estás a punto de hacer con el conde, entiende que tú reputación será manchada.

Sophia suspiro profundo.

- Si madre, lo entiendo, se que no podré salir a la calle sin que la gente me señale.

- Hija mía, vámonos a Sussex, allí estaremos mejor.

Sophia negó, estaba dispuesta a todo por estar al lado de Holden.

- No madre, no saldré de Londres; viviré aquí y no me importa si la gente habla mal de mi o me señala por estar al lado del hombre que amo, ¿ Sabes?- se sentó en la mesa al lado de Aurora- mientras estuve con John sufrí porque no lo amaba, no sabes lo difícil que es entregarle tu virtud a quien no deseas- Aurora abrió los ojos como plato.

- No hables así, no está bien visto que hables de esa manera. Era tu deber cumplir con tu marido, no podías sentir placer alguno, sabes que está mal visto que una mujer decente Mo sienta.

Sophia sonrió sin ganas.

- No madre, no era mi responsabilidad; era mi condena. Mi infierno, odiaba cuando John me tocaba, lo odié cuando me violó- llevo ambas manos a su rostro.

Aurora acarició los lacios cabellos de su hija.

- No puedes decir eso, como es posible que pienses que tú marido hizo algo así, el tenía derechos sobre ti- Sophia negó, era imposible dialogar con su madre.

- No creo que debamos seguir con esta conversación.

Aurora se levantó y miro a su hija, suspiró y luego salió por la puerta del patio con su nieto en brazos y lo llevo a su casa.

Sophia sentada en la cocina miro la solitaria casa, cuando anhelaba que Holden estuviera en ese momento allí.

La puerta principal se abrió y ella giro su cabeza para mirar quien había entrado.

- Holden!- casi corrió a él.

- Amor mío- la tomo en brazos y la abrazo como queriendo fundirse en el delgado cuerpo de su amada.

- No sabes cuánto anhelaba que estuvieras aquí- busco la boca de Holden, quien la recibió con ansías.

Sonrió contra los labios de su amado, sentía cosas extrañas en su cuerpo, sensaciones que no sentía desde que estaban en aquel campo de girasoles.

Gimió al sentir como el pasaba si rasposa le gua por su cuello, inclino su cabeza hacia atrás y debo que él recorriera la tibia piel.

- Me vuelvas loco- dijo contra la piel de Sophia, quien echo su cabeza hacía atrás dándole mejor acceso.

Uno a uno los botones de la blusa de Sophia iba abriendo hasta descubrir por completo su pecho, observó que la joven solo llevaba una camisola debajo de aquella blusa.

- Divina- dijo al mirar que Sophia no tenía corsé.

Está sonrió.

Sophia tomó a Holden por la mano ya lo llevo arriba.

- No se si está bien, pero quiero ser tu mujer- Holden miro la cuna de John viendo que estaba vacía- está con madre, esta noche dormirá en su casa.

Holden frunció el seño, aún no sabía los cambios que habían ocurrido desde su última visita.

_ Eso quiere decir que tendremos toda la noche para los solitos- avergüenza da asintió.

- Si!- Holden sonrió y se acercó a ella, el momento que tanto había anhelado por fin estaba a punto de suceder.

Lentamente se acercó a ella, la tomo por las mejillas y beso sus labios, termino de quitar la blusa y posteriormente la falda, dejándola en una fina camisola de seda blanca. Se alejo un poco para por fin poder deleitarse viendo a su mujer en camisola.

Sintió como su corazón brincaba desaforado.

Se acercó a Sophia y termino de despojarla de su camisola dejándola completamente desnuda ante sus ojos, por primera vez pudo contemplar el exquisito y perfecto cuerpo de Sophia.

Se acerco y con la punta de sus dedos recorrió la tibia piel de su amada.

cerro sus ojos y disfruto la sensación.

- Holden- gimió.

Dijo ella acercándose más a él.

La guío hasta la cama donde la tendió e hizo que abriera las piernas, bajo hasta la intimidad de Sophia; beso lamió y succionó su intimidad, Sophia cerro los ojos y se aferró a las sábanas, sonrió l recordar aquella vez sobre el pasto en el jardín de los Ashford.

Subía y bajaba sus caderas, Golden metido su lengua en la ranura y ella ahogó un gemido cargado de placer.

Subió hasta su boca y la beso con
Locura.

– Me vuelves loco– dijo posicionándose entre las piernas de su amada. Empujó dentro de Sophia, al hacelo si tío como una electricidad recorría cada rincón de su cuerpo, al fin, por fin era suya. Solo de él, Sophia sonrió sintiendo que lágrimas bajaban por sus sienes.

– Eres perfecta– dijo mientras se movía lentamente dentro de ella, no quería que ese momento terminará.

– Mi dulce y adorada Sophia – dijo mirándola a los ojos, Sophia trago en seco, aba a ese hombre, lo amaba con locura. Jamás pensó que estar así con el la hiciera sentir tan feliz.

Sophia comenzó a subir y bajar sus caderas mientras Holden aceleraba sus embestidas, en un giro Holden la posicionó sobre el, vinedola en todo su esplendor, tendió sus manos y alcanzó uno de los senos de Sophia torturando lo con sus dedos, Sophia se arqueó y Gimió.

Holden sonrió al sentir que se había corrido dentro de ella.

Sophia se movió rápidamente como tratando de llegar a su meta personal.

Exhausta cayó sobre Holden, quien acariciaba la espalda desnuda de la pelirroja.

– Te amo, hoy he alcanzado mi plenitud.

Sophia cero los ojos y sonrió, sintiendose plena por fin.


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