𓏲 O4: Repulsión

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¿A quién quería engañar?

No sabía si saldría de esta, ni siquiera sabía que haría ahora.

Tarde o temprano le harían daño, y aquella comodidad tan solo era un tipo de fetiche de su verdugo, quería hacerle creer que estaría bien y después le mataría.

Sí, están jugando con su mente.

Instintivamente pensó en sus padres y lo mucho que les quería. Recordó los momentos felices que pasó junto a ellos, las risas, el amor. También recordó a su amigo Tae, sus visitas y salidas juntos, los secretos compartidos entre ambos.

Todo lo que había logrado, lo que amaba y lo que sabía que pronto ya no estaría para ella.

Lágrimas descendieron por sus mejillas, hipó varias veces y su nariz se tornó rojita. Tenía miedo, y mucho.

La puerta de la habitación siendo abierta le logró sacar de su burbuja de tristeza, escuchó unos pasos y temerosa intentó guardar silencio. Pensando que quien fuera que estuviese allí se iría y le dejaría en paz, para al menos, llorar una última vez.

Claramente, sus deseos no fueron cumplidos.

Por el contrario, la puerta del baño fue abierta y una figura grande y fornida apareció ante ella. Era una mujer musculosa, mucho más grande y fibrosa que Mina, con el pelo negro y corto, mirada intensa que se posó en ella.

El pánico le inundó y comenzó a soltar balbuceos sin sentido. La mano de la mujer se estiró hacia ella y sin pensarlo dos veces se echó a correr, logró pasar por el lado del cuerpo y salió de la habitación.

No conocía nada ahí, así que se guió por sus instintos y corrió por el amplio corredor al que salió.

El corazón se le quería salir del pecho. Pensó que si corría mucho y rápido podría lograr salir de aquel lugar, o como mínimo podría gritar y pedir por ayuda.

Sí, era un plan aceptable.

Las esperanzas aún estaban ahí, dentro de ella. Impulsándole a seguir corriendo, incluso si sus pies tropezaban y le hacían caer. Incluso si no siquiera sabía por dónde quedaba la salida, por más miedo o terror que todo eso le provocase. Saldría de ahí, tarde o temprano lo haría.

Aunque mientras se daba ánimos una mujer un poco más alta que ella se apareció delante. Impidiendo su paso.

— Oh, señorita Myoui, veo que ya ha despertado, ¿Cómo se encuentra? — la mujer habló, con una amable sonrisa en el rostro.

Aunque Mina se inundó más de pánico y se detuvo abruptamente, cortándole la respiración. En esos momentos ni siquiera se fijó en el tono que utilizó la mujer, ni mucho menos la sonrisa amable y sus buenas intenciones fueron percibidas por la castaña. Ella solo quería regresar a casa.

Se volteó sobre sí misma, dispuesta a correr hacia la dirección contraria, solo pudo dar tres pasos antes de que la misma figura de aquella pelinegra se posara ante ella.

La decepción le invadió, la impotencia y el terror, pronto sus esperanzas se fueron como la arena escurridiza entre sus dedos.

Sintió los ojos picar, su labio inferior tembló y se tiró al suelo mientras hipaba y lágrimas se escurrían fuera de ella. Sus manos se cerraron en puño contra la alfombra del pasillo.

Jihyo, su madre, le decía que cuando su turno llegara y la muerte estuviera lista para llevarla, ella la aceptaría gustosa. Si caía enferma no buscaría alargar más su vida con medicinas o tratamientos. Ella decía que aceptaría su final gustosa porque había sido una buena persona, creyente y con una gran fé, así pues su descanso sería eterno entre los brazos de Dios.

❝ Born For Evil ❞ || Michaeng [ G!P ]Where stories live. Discover now