Al salir, HyeJoo y Yena, la melliza apenas unos minutos mayor que YeonJun, estaban esperando mientras parloteaban con emoción. HyeJoo tenía su mano unida a la de su esposa, Chaewon, una dulce y bella omega que conoció en el pueblo.

Jisung carraspeó, y pronto Yena se encontraba pegada a su lado.

-Me siento ofendido -dijo Jungwoo llevándose una mano al pecho.

SungHoon negó con la cabeza, pero antes de que pudiera decir algo, HyeJoo ya le habría dado un golpe en la nuca.

-Camina, niño ofendido.

-Auch, noona, eso dolió -se quejó con un puchero.

Pronto, todos los hermanos se encontraban bajando las escaleras, y adentrándose al gran tumulto de gente. Era la fiesta de aniversario de bodas de sus padres, y estando tan cercano el cumpleaños número dieciocho de Jisung, era esperado de su parte tener conversaciones respetuosas con gran mayoría de los presentes. También era algo que HyeJoo y SungHoon hacían, para mostrar su estatus tanto de mayores como de gobernantes.

En cambio Jungwoo, ya se había desaparecido por completo, posiblemente corriendo detrás de algún apuesto alfa.

Yena se mantenía junto a sus primos, conversando en voz baja sobre toda la gente presente. A pesar de ser varios años mayores, tanto Sunoo como Riki, disfrutaban en gran manera de los divertidos parloteos de su prima y su pequeña hermana Sullyoon.

Jisung se acercó a sus padres y se inclinó ligeramente, antes de tener a Jaemin envolviéndolo en un enorme abrazo.

-Te ves tan apuesto como tu padre -dijo apretando sus mejillas con fuerza.

-Auch, papá -se quejó suavemente, pero de todas maneras, le regaló una amplia sonrisa-. Feliz aniversario de bodas -dijo volviéndose a inclinar.

-Hace mucho no veía el palacio tan repleto -dijo Jeno junto a un suspiro.

-Sí -Jaemin asintió-. Desde el día en que las mujeres del palacio fueron libres de irse y casarse, ha estado bastante vacío.

-Espero que EunJi lo esté haciendo bien por su cuenta -dijo Jeno.

-Se ha enamorado, sin dudas lo debe estar haciendo bien.

Jeno bajó la mirada, antes de tener a Jaemin uniendo sus frentes suavemente.

-No es momento de recordar cosas tristes -susurró sabiendo a donde viajaba la cabeza de su esposo-. Lia siempre será recordada como la maravillosa mujer que era, su hija se casó con un buen hombre y sigue queriéndote como a un padre.

Jeno asintió, antes de volver a sonreír suavemente.

-Es que ha pasado tanto.

-El tiempo vuela ¿Verdad mi señor?

Los tres voltearon a observar al dueño de la voz. Mark sonreía de lado, sujetando la mano de DongHyuck. Chenle lo sujetaba por el otro brazo, su impecable traje azul resaltando su figura. Él, su más preciado tesoro, después de que DongHyuck no pudiera darle más hijos.

-Sí, el tiempo vuela sin dudas, mi querido amigo.

-Lo hace, solo minutos atrás el pequeño heredero era un bebé recién nacido, y ahora está aquí... -chasqueó los dedos sobre el rostro de Jisung-. Observando lo que no debe.

Jisung se sintió sonrojar, y bajó la mirada avergonzado. Había visto a Chenle varias veces, pero nunca arreglado de aquella manera. El corazón le latía con fuerza dentro del pecho, y el comentario de Mark logró exaltarlo aún más.

Entonces la música comenzó a sonar, y DongHyuck pisó a Mark, haciéndolo sisear. Este último observó a su hijo y le dedicó un puchero a su esposo, el cual frunció el ceño. Mark volvió la mirada a Jisung y suspiró.

-Un futuro rey debería comenzar los bailes ¿No lo crees Jisung? -preguntó Mark.

El joven levantó la cabeza de golpe. Mark sujetó una mano de Chenle, y sonriéndole, la estiró hacia Jisung.

-Padre -susurró Chenle parpadeando confundido-. ¿Seguro?

-Adelante. Son jóvenes, diviértanse.

Sin pensarlo mucho más, Jisung sujetó la mano de Chenle entre la suya. Él le dedicó una sonrisa brillante, y se perdieron entre la multitud.

-Creo que voy a llorar -gimió Mark.

Jeno asintió y le palmeó la espalda con suavidad.

-Tranquilo, amor -dijo DongHyuck besándole una mejilla-. Esto pasaría algún día.

-Quizás tu hijo llegue a ser rey -meditó Jaemin en voz alta.

-Por los dioses -jadeó Mark-. No, voy a ir a buscarlo.

Comenzó a caminar, pero fue detenido por la mano de su esposo.

-Cariño, no puedes detener al destino.

Y Mark asintió ante su derrota.

No, no podía detener al destino. Este se encontraba en cada rincón del palacio. En el abrazo de Jeno y Jaemin. En la mano de DongHyuck sobre la de Mark. En Jisung y Chenle bailando. En HyeJoo y Chaewon. Se encontraba en Jungwoo chocando contra aquel joven alfa que tan mal le caía durante las prácticas de espada. Estaba allí en Yena intentando golpear a su primo, para terminar golpeando al hijo de Renjun. En Renjun y Hendery. El destino estaba en Jaehyun y Taeyong, con su amor joven y eterno.

Estaba en todas partes.

Y no, nadie podía detenerlo.

Ni el dolor más grande, ni la pérdida más abrumadora.

Porque el destino tenía al amor como mayor protagonista, y no había mayor fuerza que aquella.


















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Ahora si llegamos al fin de esta bella historia, si llegaste hasta aquí muchisimas gracias por darte el tiempo de leerla<3  espero que les haya gustado mucho!...
Sin nada más que decir, solo queda agradecerles^^. Nos vemos luego!!

-LaiMadd

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