-Pero...

Jeno se levantó de golpe, uniendo sus labios en un dulce y lento beso.

-Nada de peros -susurró-. Podremos tener más niños luego.

Jaemin rió y se abrazó a su cuello. Podría que fuera de su habitación las cosas fueran tensas, pero allí, junto a Jeno, junto a sus hijos, incluso el que llevaba en el vientre, se sentía extremadamente feliz.

( . . . )

Jeno no había hecho ningún comunicado al respecto, y era de esperarse. Expandir una noticia como aquella, en la situación en la que se hallaban, sería bastante peligroso.

Jaemin se apoyó ligeramente sobre la barandilla, observando a las mujeres caminar con paso nervioso, casi correteando de un lado al otro del patio. Todas temían ser juzgadas injustamente debido a MinJu. Todas temían al poder de Jaemin.

-Tienen miedo -afirmó Renjun.

-Tú deberías estar en tú hogar -respondió Jaemin con seguridad.

-Mi deber es protegerlo.

-Aún te encuentras en recuperación.

-Estoy en excelentes condiciones, mi señor.

-¿Quiénes crees que hayan sido? -casi susurró.

Renjun se colocó por completo a su lado, llevaba un brazo casi envuelto por completo y se veía algo cansado.

-Giselle quizás.

Jaemin asintió e hizo un pequeño puchero.

-¿Secreto? -preguntó observando a Renjun directo a los ojos.

-Lo que me cuente, morirá conmigo.

-Tengo miedo -confesó-. Por mis hijos. Por todos ellos -susurró la última parte, llevándose las manos al vientre.

Renjun parpadeó confundido, antes de observar las manos de Jaemin y asentir con firmeza, una sonrisa discreta dibujándose en su rostro.

-Felicidades, mi señor.

-Podría haber sido en un mejor momento.

-Pasará velozmente, ya lo verá.

-Le rezo a los dioses porque así sea.

-Mi señor.

La nueva voz hizo que ambos voltearan con velocidad, los soldados tomaron una posición de protección, de forma inmediata. EunJi se inclinó con respecto.

-Mi señor, necesito hablar con usted. Estúpidamente he dejado que el miedo me dominara, pero yo lo he visto todo.

( . . . )

-Yo estaba caminando con mi hija, cuando vi a Giselle caminar junto a dos hombres. Estaban vestidos como soldados, pero sus voces estaban cargadas con un acento de otra provincia.

-¿Podrías reconocerlos si los vieras? -preguntó Mark.

EunJi asintió velozmente.

-Si general, yo podría.

-Continúa con la historia -pidió esta vez Jeno.

-Ellos estaban susurrando, realmente no pude oír mucho. Pero Giselle se oía enojada. Entonces los soldados en la puerta del señor Jaemin se retiraron y estos ocuparon su lugar. Ellos se veían confundidos y me pareció extraño, debido a que esto no sucede con frecuencia ni mucho menos a tal hora.

Jaemin asintió y se apretó al cuerpo de Jeno.

-Entonces Giselle entró, algo que también me pareció extraño. Pero cuando oí el llanto del bebé, y el grito del sirviente, me aterré. No pude poner a mi hija en peligro, entonces me fui de allí. Y en verdad lo siento mucho -se dejó caer de rodillas delante de Jaemin y Jeno-. Siento no haberlo dicho antes. Estaba aterrada. No sabía que hacer.

-MinJu ha dicho que han sido Lia y tú -susurró Jeno.

Jaemin lo observó con sorpresa. Entonces, por eso Jeno dudaba de las palabras de aquella víbora. Había acusado a mujeres que ambos tenían en alta estima.

-Mi señor, lo juro por los dioses. No miento.

Pareciera que fuera a llorar en cualquier momento, sin embargo, no dejaba caer siquiera una sola lágrima.

-EunJi mírame, por favor -pidió Jaemin con voz suave.

Ella levantó la mirada de inmediato.

-No has sido tú ¿Verdad?

-Lo juro por la vida de mi hija.

Jaemin asintió y observó a Jeno con gesto cansado y triste.

-Ella no miente.

-Mark, encierra a Giselle de inmediato.

-Enseguida, mi señor.

-EunJi, necesito que me ayudes a buscar a esos soldados.

-Estoy a sus órdenes, mi señor.

Jaemin acarició su mejilla con suavidad y unió sus labios brevemente.

-Voy a brindarte a ti y a nuestros hijos la paz que se merecen. Lo juro.

Y Jaemin siempre confiaría en él.











His | NominWhere stories live. Discover now