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El pequeño Sunoo de 2 años, estaba siendo arrastrado por su madre. La cual estaba bastante emocionada, ya que por fin nacía el omega de su hijo.

Su mejor amiga, Miyawaki Sakura, había quedado embarazada y en el último mes de embarazo, el doctor y hechicero de la manada habían dicho que el hijo de esta, sería el destinado de su bello hijo.

Así que corría por los pasillos del hospital de la mano con su pequeño.

Este estaba confundido. Demasiado confundido.

¿Por qué su madre lo empujaba tanto? Su brazo dolía.

Lo único que recordaba, es que él estaba muy tranquilo en el sillón de su casa viendo caricaturas, cuando de repente, el teléfono de su madre comenzó a sonar.

La mujer había gritado como loca y había dicho cosas a la otra persona demasiado rápido como para que él supiera de qué trataba. Luego, para volver más rara la situación, había comenzado a correr por toda la casa, de un lado a otro, buscando su cartera, llaves y demás. Para al final tomar a su hijo en brazos, apagar la televisión y decirle:

—Por fin nació tu compañero de vida. —él no sabía de qué estaba hablando, pero al escuchar esas palabras, solo sonrió y asintió. Suponía que tal vez sería una especie de mejor amigo. Aunque era extraño, porque él ya tenía un mejor amigo, y se llamaba Yang Jungwon.

Y en estos momentos se encontraba en el hospital.

Luego de un largo recorrido en el auto, por fin estaba ahí con su madre.

—Cielo. —la voz de la omega, hizo que subiera su mirada, observándola con atención. —Tú sabes que yo soy una omega, ¿Cierto, cariño? —Sunoo asintió. No había hablado desde que llegó al hospital. —Y tú padre es un alfa, ¿Verdad? —el pequeño volvió a asentir. No tenía ganas de hablar.

Su madre se agacho, acariciando sus mejillas. Sunoo solo se inclinó hacia la caricia. Disfrutando del olor a dulces de su madre.

—Y sabes que somos destinados ¿verdad? 

—¿Es cuando encuentras a la persona con quién estarás para toda la vida? —el pequeño Sunoo por fin se dignó a hablar. Su madre le había explicado que eran las parejas destinadas, pero quería estar seguro. Aún era muy pequeño para entender eso, pero parecía ser importante, porque siempre se mencionaba, a donde sea que fuera. 

—Así es, cielo. —la madre del chico se inclinó y le beso en la mejilla. No podía resistirse a la ternura de su hijo. Más con esos cachetes tan lindos que había sacado. —Hoy nació tu omega.

La señora Kim, estaba 100% segura de que su hijo era el alfa. Ya que era el mayor. Era bastante lógico.

—¿Omega? —preguntó confundido. ¿No era muy joven para eso? ¿Sería bonito como su mamá? Porque su mamá era una omega, ¿no?

—Sí. —la señora Kim se levantó, tomando a Sunoo en brazos, era más cómodo así. —Ahora vamos a verlo.

Y dicho esto, la señora Kim se paseó por todo el hospital hasta encontrar la habitación de su mejor amiga. Para entrar no sin antes tocar la puerta escuchando un suave "Pase".

Esta estaba recostada en su cama con un bebé en brazos. Se notaba agotada por el parto, pero la sonrisa que tenía en su rostro demostraba lo feliz que estaba. Al lado estaba su esposo Nishimura Haru, obviamente, un alfa.

—Hola Sunoo. —saludó la madre del pequeño bebé que traía en brazos. —Te presento a Nishimura Riki, tu omega.

La omega acostada, le extendió al bebé y él se acercó con lentitud. Mirando a un pequeño bebé de pelo castaño oscuro, recién saliendo, y una nariz que le pareció graciosa. 

El pequeño bebé, al sentir la presencia de alguien más, abrió sus pequeños ojos con lentitud. Parpadeando varias veces, tratando de observar a la persona que estaba frente suyo. Lo que era difícil por la iluminación del lugar.

Sunoo sonrió. El bebé le parecía muy lindo y tierno.

El pequeño bebé, lo miraba atento. Observando con atención todos sus movimientos.

Hasta que sonrió.

La primera sonrisa, se la daba a su alfa. ¿O... no?

𝐔𝐍𝐄𝐗𝐏𝐄𝐂𝐓𝐄𝐃 › sunki ✓Where stories live. Discover now