c u a r e n t a y s e i s

Começar do início
                                        

Su hora de salida llegó y se despidió de él, pero ambos caminaron hacia el metro y con una sonrisa dijeron hacia donde se dirigían. Abordaron juntos y siguieron charlando, pero esta vez, hablaron de algunos doctores con los cuales MoonBin había trabajado. El chico mencionó al doctor Jung como uno de los mejores, ya que, además de ser muy bueno en su trabajo, era de las personas más amables y humildes que había conocido no solo en el hospital, si no en todo el mundo.

—Aquí entre nos —susurró— el peor es el doctor Kim DoYoung —hizo una mueca—. Digo, es muy bueno en lo que hace, no por nada es de los mejores cardiólogos del país, pero es un hombre muy grosero. Yo estuve trabajando con él solo dos semanas y te juro que casi me mato, pero después me asignaron con el doctor Jung y estoy en pediatría desde entonces. 

—Espero que no me toque trabajar con él... —y lo decía bastante enserio. Además de que ya lo conocía, no lo había visto desde aquella vez que estaba con TaeYong en el hospital.

Luego de que MoonBin rompiera sus ilusiones diciéndole que trabajaría al menos una semana con el doctor Kim siguieron hablando de cosas triviales hasta que después de un par de estaciones, YoonOh llegó a su destino. Se despidió de MoonBin agitando su mano de lado a lado sutilmente y salió del vagón.


YoonOh ya no podía esperar más para hablar con su novio y contarle cada detalle de su día, de hecho, había pensado llamarlo desde el metro, pero nunca imaginó que viajaría con su compañero. Luego de salir del metro, lo llamó.

—¿Hola? —el menor sonrió al oír la voz de su novio.

—Hola, amor. ¿Estabas dormido?

—Sí —rió—. Me duele un poco la cabeza y tomé una siesta luego de darles de comer a los niños.

—¿Te sientes mejor?

—Un poco. 

—Si no mejoras, dime y llevo a papá para que te revise.

—No te preocupes, amor. Es solo el estrés de la oficina —suspiró—. ¿Tú cómo estás? ¿Cómo te fue?

—¡Bien! —respondió emocionado y comenzó a contarle con lujo de detalle su día de inicio a fin. TaeYong lo escuchó atentamente y de vez en cuando hacía un comentario o preguntaba con la misma emoción—. Perdón por aturdirte más. 

—No seas bobo, amor —rio tiernamente—. Me encanta oírte hablar... 

—Supongo que te encantaría más verme.

—Por supuesto que sí.

—Que bueno porque ya estoy en camino.

—¿Qué?

—¡Te quiero! —dijo antes de colgar la llamada. 


















TaeYong miró su teléfono con una boda sonrisa, lo llevó a su pecho y suspiró mirando fijamente al techo. Se levantó y buscó a sus hijos en la sala, en dónde los encontró jugando carreras con sus pequeños autos.

Se sentó entre ellos, tomó un auto amarillo y comenzó a jugar. El juego iba muy interesante, su auto iba encabezando la carrera y sus hijos mordían sus uñas de los nervios, ya que, él les dijo que si su auto ganaba, tendrían que aspirar los sillones y los colchones el fin de semana.

Cuando estaban en la recta final, el timbre los sacó de su pequeño trance y TaeYong se levantó corriendo para abrir y rechazar a cualquier vendedor o predicador, y así no perderse el final de la carrera, pero fue mucho mejor.

Bizarre [JaeYong]Onde histórias criam vida. Descubra agora