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  Así como así, y de repente. Ya era la madrugada del 17 de Julio. Lauren tenía que estar despierta desde antes de las 3 de la mañana, para arreglarla con todos los rituales de belleza, todos los baños de rosas y cremas para una piel tersa y perfecta.

    Lauren estaba asustada, no en un mal sentido. Más bien, intimidada, por el gran templo, por la próxima ceremonia.

    Por la coronación.

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    La metieron a una bañera llena de agua de rosas y perfume. Ese fue el primer ritual.

    Ese trato era tan fino, que a pesar de los meses que pasó recibiendo el mismo, nunca dejaba de sentirse extraño.

   Masajes, una mascarilla con barro y horas de un tratamiento tan extraño.

   Todos estaban nerviosos, más que nerviosos. Había mucha emoción. Y estrés. Todo tenía que salir bien.

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     Evelyn y su gran séquito de mujeres llegaron igual de temprano, se dividirían en grupos, para poder alistar a las otras mujeres. Pero claramente el grupo más grande se quedaría con Lauren. La novia era ella.

    Evelyn estaba en ese grupo, tenía que estarlo.

    Después de todos aquellos rituales, tenían tenían alistar a Lauren, esta vez con la puesta oficial de su vestido. E iban a demorar mucho, porque incluiría todas las joyas, el peinado perfecto, y el inmenso velo.

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     —Mi niña, respire porque lo va a necesitar. —Dijo Evelyn. Cuando después de todas ropas interiores y el fuste, se preparaba para ajustar el corsé, poniendo su rodilla tal vez de una manera no tan delicada en la espalda de Lauren, para poder tirar del mismo.

    Y no tiró sola, tuvo que hacerlo con otra persona.

     Lauren agradecía que ese día no pueda desayunar o comer algo hasta después de la boda, porque de no ser así aquel apretón podía hacerla vomitar debido a la fuerte presión.

    Para mantenerla quieta mientras tiraban del corsé, también debían sostenerla. Dolía. Pero tenía que valer la pena.

   Y si lo valía, su figura hasta no parecía la suya. Eso sentía ella. Estaba bien ajustado, sin espacios libres ni la opción a respirar. Las costillas apretadas, todo para dar una pequeña cintura de avispa a la vista, todo en nombre de la belleza.

   Siguieron las miles de faldas internas, subirse a los zapatos para que no sea imposible a la hora del armazón de metal.

    El vestido, el armazón y todo lo complicado tenía que venir al final, porque claramente hacerlo antes imposibilitaría los otros deberes.

    La llevaron en su tocador para poder peinarla y ponerle laa joyas, todo debía combinar con la diadema de plata de piedras azules de la señorita Kaya.

    Por supuesto, no era nada como una corona, una diadema no se parecía a eso. Era mucho más pequeña. Más delicada.

    En la coronación se la iban a cambiar por una corona de verdad, como la de Ava, su corona de princesa. Que usaría siempre en cualquier evento mayor e importante de en adelante. Y se moría de miedo.

❛³❜⸙ 𝐑𝐄𝐈𝐆𝐍 | 𝔗𝔥𝔬𝔪𝔞𝔰 𝔅𝔯𝔬𝔡𝔦𝔢-𝔖𝔞𝔫𝔤𝔰𝔱𝔢𝔯 (✓)Where stories live. Discover now