骨灰|Memories turned to ashes

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Tiempos de paz
Diez años antes de la Guerra de los Arcontes

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-¿Sí, papá?

-¿Sabes por qué, nuestras emociones están selladas?

-No...-murmuro de manera impasible la joven Yaksha, quien observaba a lo lejos a sus hermanos y hermanas reír y jugar entre la hierba

-Nuestras emociones, son mucho más fuertes que las de los mortales- le explicó el usuario de Pyro a la menor de sus hijas-La ira es capaz de envenenar la tierra, la felicidad puede nutrirla...¿lo entiendes, cierto?

-Si, lo entiendo-afirmo de manera simple, mientras que se forzaba así misma a dedicarle una sonrisa a su padre, mas no por ello su mirada dejó de expresar aquella tan característica frialdad; que demostraba su falta de emociones

-Bien, continuemos-sentenció, mientras que tomaba asiento en la hierba acto que por supuesto ella imito-Nuestro corazón...es más complejo que el de los mortales, podemos amar u odiar a alguien eternamente...aun después de la muerte...

-¿Aun después de la muerte?

-Si-afirmó mientras que observaba el bello paisaje que aquella llanura tenía para ofrecerles; verdes pastizales, árboles de avellano fuertes y frondosos, y como olvidar las bellas y coloridas flores silvestres-Se dice, que aquí fue donde un Dios antiguo, fue asesinado por su amante, muchos creen que su amor por él fue tan grande, que nutrió la tierra para crear todo lo que ven tus ojos

-¿Y eso es verdad?-inquirió, mientras que por primera vez en su vida, le dedicaba una mirada cargada de curiosidad

-No lo se, pero si puedo decirte algo...-hizo una breve pausa mientras que le dedicaba a su hija la más gentil de sus sonrisas-Cuando un Adeptus, o un Dios ama nada ni nadie podrá cambiar eso...ni siquiera la muerte...

-¿Eso que quiere decir?

-Que no importa cuanto tiempo pase...nosotros solo podremos conocer el amor, una vez en la vida, nuestro corazón no cambia tan fácilmente como el de los mortales-declaro mientras que acariciaba los rizos de la albina, divirtiéndose de cierto modo con como ella, se esforzaba por comprender una idea tan abstracta como esa-Por qué cuando un Adeptus ama lo hace con locura...

-Creo...que lo entiendo...

-¿Ah, sí?

-...

Mientras que una joven Yaksha se esforzaba por descifrar el intrincado misterio detrás de sus emociones, su padre no podía hacer más que observar su impaciencia, con un ligero toque de diversión.

Después de todo, eso no era algo que se pudiera forzar a capricho; las emociones de un Adeptus, solo son capaces de despertar a raíz de un estímulo, lo suficientemente fuerte como para estremecer su corazón, ya sea por amor, tristeza...u odio.

Odio

Fue el primer sentimiento, que conoció el corazón de la que alguna vez fue una joven e inocente Yaksha.
Los verdes pastizales ardían frente a sus ojos, al mismo tiempo que aquellos mortales a los que alguna vez juraron proteger, huían egoístamente del fragor de la batalla, para así salvaguardarse; mientras que todos y cada uno de sus hermanos y hermanas daban su último aliento en el campo de batalla, cayendo así, de uno en uno frente a sus ojos...

-¡Papá!-clamó desgarrando así sus cuerdas vocales, mientras que observaba la espada de aquella Diosa atravesar su pecho-N-no, no...-repitió incesantemente aquella palabra, mientras que una angustiosa presión se hacia presente en su pecho, impidiendo así el paso del aire a sus pulmones, tan solo por un par de segundos

La última Yaksha | Xiao Where stories live. Discover now