» 𝚝𝚠𝚎𝚗𝚝𝚢 ; 𝚓𝚞𝚍𝚐𝚖𝚎𝚗𝚝 «

Comenzar desde el principio
                                    

- ¿ Ya os vais, nenitas? Si nos acabamos de encontrar - le oigo decir. Rápidamente intento interponerme entre ellos, pero me aparta de un empujón y siento como alguien me inmoviliza, sujetándome por los brazos. 

- Suéltale ahora mismo, gilipollas. - gruño, haciendo lo imposible por liberarme. 

- Tranquilo, colega. No tengo ninguna intención de besar a tu noviecito. Ya me da bastante asco que lo hagáis vosotros. Aunque seguro que no es lo único asqueroso que hacéis ¿ verdad, muerde almohadas ? - de nuevo, el comentario se ve acompañado de un coro de risas. Veo a Edric, quien trata de mantener la calma, pero cada vez le cuesta más respirar. El también me mira aterrado, pero aún así niega con la cabeza, implorándome que no intente hacer nada. - Ahora que recuerdo ¿ Tu no eres aquel puto loco que le dan ataques de la nada? 

- ¡ Sí, es el que salió corriendo de clase el otro día como un imbécil ! - exclama un tercero. A medida que mi furia aumenta las risas empiezan a convertirse en un ruido sordo en mi cabeza. 

- Di una palabra más y te parto la boca - digo sin pensarlo. 

- ¿ Tú, maricón? Podría destrozarte la cabeza de una patada. 

- Hazlo si te atreves...

Un vitoreo burlesco se alza entre el repentino silencio. 

Y después viene el primer golpe. 

Siento el regusto metálico de la sangre en la boca a la vez que se escurre por mi nariz. Aún así no cedo y sigo mirándole desafiante, lo que provoca más a mi oponente, animándole a dar el segundo puñetazo. De alguna manera logro esquivar este, lo cual le hace enojar aún más. 

- Ahora verás, maldito... 

Otro golpe. Y así continúan hasta tirarme al suelo. Noto como alguien me retiene, poniendo un pie sobre mi espalda que se me clava a en las costillas impidiéndome respirar. 

- ¡ Hunter ! . oigo gritar a Ed, pero el tipo que le sujeta le pone una mano en la boca. 

- No te preocupes, solo vamos a darle a tu amiguito una lección. Mira con atención. - Las palabras son seguidas por el refulgir de una navaja bajo la escasa luz nocturna. A través de mis ojos empañados en lágrimas veo la expresión de terror de Edric. mientras alguien agarra mi brazo bruscamente, apartando la manga de mi chaqueta. Esto causa aún más mofas y vitoreos.

- Vaya, parece que el subnormal se nos ha adelantado. Además de soplanucas es suicida - habla una voz que ya no soy capaz de distinguir. Todo se han vuelto sonidos sordos a mi alrededor. - Aunque yo también querría matarme si fuera maricón. 

En ese momento, cuando menos lo esperaba oigo un grito desgarrador de pura rabia. Por el rabillo del ojo soy capaz de ver a Edric dándole un codazo en el tabique a su captor, haciéndole sangrar. 

- Entonces matate, porque eres  jodida escoria. - chilla arremetiendo contra mi oponente. Además de no poder moverme por el dolor, estoy demasiado estupefacto como para tan siquiera intentarlo. Nunca le había visto así. Su imagen dulce se había transformado en la de alguien dominado por la cólera. 

- Antes te mato yo a ti, hijo de puta. - el tipo que antes le agarraba, vuelve a agarrar a Ed del cuello y le arroja directo al suelo, golpeando su cabeza justo en el bordillo de la acera. El líquido carmesí empieza a brotar, manchando las baldosas grises. 

- ¡ Edr- ! - pero mi voz se corta por mi propio alarido de dolor al sentir el filo de la navaja clavándose en mi antebrazo. La cuchilla se arrastra por la piel, pasando por encima de las antiguas cicatrices, abriéndolas de nuevo. No puedo hacer nada, todos mis sentidos se ven nublados, obligándome a soportar la tortura hasta que con suerte me desmaye.

» ᴅᴇᴍᴇɴᴛɪᴀ « | goldric ; hundric Donde viven las historias. Descúbrelo ahora