Capítulo 6: En aquel puente

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Narrador

El agua helada se movía tranquilamente.

Casi no había autos pasando, ya era tarde para eso.

Estaba solo en aquel puente, mirando el rio pasar, llevándose las lágrimas que salían de sus ojos.

Se subió sobre aquella protección hecha de cemento que evitaba que la gente que pasaba por el puente se cayera al rio. 

Pero ahora el estaba encima, dispuesto a que ese puente tomara su vida, a que el agua helada lo llevara a un lugar mejor.

¿Que tenía para vivir? Nada. Su luz no volvería jamás con él. Tenía las horas contadas. Ahora minutos, pues saltaría en cualquier momento.

Podía ponerle fin a sus pesadillas para siempre.

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Despertó con mucho dolor. Fisica, mental y sentimentalmente hablando.

Hikaru no estaba a su lado, supuso que bajó a tomar agua y regresaría. O tal vez Inasa le hizo algo.

Con ese pensamiento, se levantó asustado saliendo del cuarto, recorrió la casa sin encontrar señales de su hijo o el alfa mayor.

Su corazón latía desenfrenado contra su pecho, tenia que estar ahi, en algún lado, su pequeño Hika, su razón de vivir. Su luz.

La puerta sonó en señal de que alguien entraba a la casa, tembló al ver la figura imponente del alfa que había hecho su vida un infierno. Estaba asustado, pero su preocupación era mayor.

-¿Donde está Hikaru?

-No te interesa, como no sabes cuidarlo ni educarlo, lo dejé con alguien que sí sabe hacerlo muy bien

No. Eso solo significaba que estaba con su padre.

-Inasa por favor, traélo aquí, Hikaru no puede estar ahí

-Porque no, es su abuelo y su tia, estara con ellos hasta que acabe esta mierda

-Inasa, te lo suplicó, golpéame o castígame pero trae a mi hijo por favor

Recibió un cachetada que lo regresó al piso, comenzó a llorar por miedo. Su hijo estaba con el diablo mismo, y él no podia ir a salvarlo.

-Lo pusiste en mi contra- gruño -Es mi hijo, maldito omega, y tu te encargaste de que me odiara haciéndote la víctima, pero voy a remediar eso

El bicolor vió una sonrisa macabra en Inasa, no entendía hacia donde iba esto y le aterraba.

-Tu padre me dió un gran consejo y ya descubrí como castigarte para que aprendas tu lección de una vez, omega

El alfa agarró un papel que estaba sobre la mesa, se lo estampó a la cara mostrándole lo que era.

-Te van a encerrar en un hospital psiquiátrico y cuando sepas ser un buen omega, saldrás. Pero salgas o no, no vas a volver a ver a Hikaru jamás, Shoto, la custodia de mi hijo será solo mia, tu no regresarás con Hikaru jamás

El bicolor tembló y leyó aquel papel donde se decía que Shoto estaba loco, que intentó matar a su hijo permitiendo que un auto lo atropellara y poniendo en espera su aprobación para ingresarlo al hospital al dia siguiente.

Tambien, quitándole sus derechos de maternidad sobre su hijo. Para siempre.

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Llegó a la oficina por la tarde, se dió el lujo de dormir toda la mañana por ser domingo. Los domingos, Eijiro y él se quedaban en la empresa revisando contratos y esas cosas. A veces tambien se les unía Ochaco.

Solo los tres trabajaban toda la semana ya que no tenían familias o algo que hacer en su libertad de domingo.

-Ya era hora de que llegara, Bakugo-san

-Si, como sea, trabaje mucho toda la semana y queria descansar, no me jodas cara redonda

Uraraka sonrió al saber que su jefe al menos había dormido, se dedicaba demasiado a la empresa y casi no dormía por ello. Si no fuera por Eijiro, seguro que tampoco comería o se asearía.

-Oh cierto, un niño llamó anoche- informó cambiando su semblante alegre a uno preocupado.

-¿Un mocoso? ¿Porque?

-No lo se pero me preocupa mucho Bakugo, me dijo "dígale que ya no quiero el algodón de azúcar, quiero que ayude a mi mamá por favor". ¿Tiene algún sentido para usted?

Katsuki tardó dos segundos en procesar aquello. Se levantó de golpe de la mesa en la que estaba junto a Uraraka y salió sin decir nada.

-¡Bro, ya traje los almuerzos!- escuchó gritar al pelirrojo, pero lo ignoró.

Salió disparado en su auto hacia la casa de Inasa Yoarashi con un muy, muy mal presentimiento.

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-¿Se puede saber porque carajo viene a preguntar por mi omega y mi hijo?

-Hikaru llamó a mi secretaria anoche, dudo que eso es algo que un niño normal y a salvo estaría haciendo

Ahora entendía que hacía el pequeño en el primer piso en lugar de cuidar a su madre en su habitación.

-Si, debió llamar porque se asustó cuando Shoto lloró por todo el dolor de cabeza que tenía, ahora váyase

Katsuki no le creía ni media palabra. Algo malo pasaba, pero aunque llamara a la policia, ellos no harían nada contra el poder que tenía Inasa en Shizuoka.

Rendido, caminó a su auto y se encerró, llamó a Eijiro y Ochaco para que investigaran acerca de Shoto mientras el pensaba que carajo iba a hacer.

Por ahora, vigilaría la casa hasta que el omega y su hijo salieran. Los esperaria aunque tardaran toda la semana.

Hikaru le pidió ayuda y no iba a fallarle.

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Estuvo todo el día encerrado en esa casa infernal. No había dejado se llorar mientras intentaba llamar a su padre, a Fuyumi, a alguien que le trajera a su hijo.

Pero Inasa lo encerró en su habitación, le quitó el teléfono y también su celular. La ventana tenía seguro y aunque la rompiera, el pelinegro lo escucharía y lo golpearía por intentar huir.

El alfa lo golpeó y le obligó a tener relaciones, ni todos los golpes ni aquel sexo que se sintió una violación le dolieron tanto como saber que ya no tendría a Hikaru.

¿Para que quería seguir viviendo si ya no tendría a su pequeña luz?

Con ese pensamiento, salió de la habitación con cuidado cuando ya era de noche. Aprovechó que el pelinegro se quedó roncando tras abusar de él y tomó las llaves que cayeron de su chaqueta al piso.

Salió de la casa y caminó por una hora al menos. Fue recto todo el camino hasta llegar a un puente.

El agua helada se movía tranquilamente.

Casi no había autos pasando, ya era tarde para eso.

Estaba solo en aquel puente, mirando el rio pasar, llevándose las lágrimas que salían de sus ojos.

Se subió sobre aquella protección hecha de cemento que evitaba que la gente que pasaba por el puente se cayera al rio. 

Pero ahora el estaba encima, dispuesto a que ese puente tomara su vida, a que el agua helada lo llevara a un lugar mejor.

¿Que tenía para vivir? Nada. Su luz no volvería jamás con él. Tenía las horas contadas. Ahora minutos, pues saltaría en cualquier momento.

Podía ponerle fin a sus pesadillas para siempre.

-Solo salta- se dijo a si mismo.

Y asi lo hizo.

O estuvo a punto de hacerlo.

Pero sintió una mano sosteniendo la suya.

Y al girar sus ojos gris y azul se encontraron con un par de ojos rojos.

Que suplicaban que no saltara.

Quédate Conmigo •[BakuTodo]•Where stories live. Discover now