Sin previo aviso ni permiso, metió una pastilla a mi boca acompañado de un vaso con agua que me obligo a beber, con el cual casi me ahogaba. Aparte el vaso y tosi un par de veces después de haber ingerido aquel medicamento.

—¿qué fue lo que me diste? —pregunte con desconfianza.

—un paracetamol.

Me sentí aliviada al escuchar lo anterior.
Entre ambos detuvieron el sangrado de la herida en mi pierna utilizando gasas, vendas y demás; una vez lo consiguieron no quedo más que aplicar un curita en mi mejilla ya que aquel minúsculo corte no era más que eso por lo que no requería tanta atención. Poco a poco fui recobrando mis fuerzas sintiéndome mejor, pues el efecto adormecedor de las pastillas perdía intensidad esfumandosé de a poco, me sentía más despierta.

—lamento que hayas terminado así por nuestra culpa —decía apenado el de máscaras infinitas.

—descuida, Popee tenía razón, fue mi culpa por acercarme siendo conciente del peligro que correría —agache la cabeza.

El trompeteo de un elefante se hizo sonoro, era la señal de que Papi había vuelto al circo. Kedamono se disculpo y salió de la enfermería para recibir a ambos, dejándonos a solas.

—¿no irás a recibir a tu padre? —le pregunté al chico a mi lado.

—no tengo porque —quejo—, además debo vigilárte para evitar que cometas otra tontería.

—¿me crees suicida?.

—pues si, la verdad es que si.

Odiaba admitirlo pero tenía razón.

—al menos obtuvimos algo bueno de todo esto —cambie el tema de conversación.

—¿qué cosa?.

—ya apareció la carpa, así que podré dormir aquí esta noche —celebre ese "logró" falsamente a pesar de que internamente deseaba haber convivido más con mi enamorado teniendo otra pijamada con el.

Antes que pudiese decir nada, entro una persona a la carpa interrumpiendo el momento. Miramos atentos, se trataba del dueño del circo, Kedamono y un invitado especial…, el alien.

—me enteré lo que sucedió, ¿te encuentras bien T/N? —pregunto aquel dueño del circo, mi futuro suegro con suma preocupación.

—estoy bien, no te preocupes —trate de sonreír para aparentar.

—¿estás segura? —no estaba totalmente convencido—, Alien te puede revisar y…

—¡no! —me apresure a responder pues estaba segura que terminaría diseccionandome. Cai en cuenta de mi reacción estrepitosa a los pocos segundos—, es decir, no hace falta, Popee y Kedamono ya me ayudaron bastante —corregí.

A pesar de mi respuesta, aquel hombre no estaba del todo convencido de mis palabras.

—las chicas me contactaron y me explicaron que eras de otro planeta y que querías volver a tu casa —hablo aquel alien con un acento extraño—, me insistieron tanto que decidí venir por ti para llevarte de vuelta a tu hogar.

No quería creerme lo que escuchaba, ¿tanto me odiaban que intentaron desaserse de mi?.

—no hace falta, no quiero causar molestias —me apresure a decir.

—no digas eso T/N, está es tu oportunidad para volver con tu familia —expreso el peli-morado.

—pero…

—no es problema, puedo llevarte ahora mismo —insistío.

A pesar de intentar negarme, estaba decidido por los demás quiénes lo veían como una gran oportunidad, más nada de eso era verdad, no venía de otro planeta y no podía ir con el, ¿a dónde iría?, ¿y si el alien se enteraba de la verdad?, ¿qué pasaría conmigo?, ¿me diseccionaría?, me aterrorizaba el solo imaginarlo.

—no se puede ir —hablo de pronto el aprendiz de payaso interponiendose sorprendiendo a los presentes incluyendome.

—¿por qué no? —cuestiono su padre.

—mirala, no puede ni ponerse de pie —me señaló con desdén.

—no hace falta, puedo llevarla en una silla de ruedas —hablo el alien haciendo molestar al chico.

—prometió que me ayudaría con un truco mañana —mintió—, además sigue llevando mi ropa, no dejaré que se la lleve —argumento.

—puede devolverla después.

—¡no se irá! —declaro con firmeza.

—Popee creo que deberías…

—¡cállate! —le grito a Kedamono— nadie se llevará a nadie y es mi última palabra —amenazo mostrando sus variadas armas que iban desde bombas hasta armas de fuego.

Quedé anonadada ante ello. Por alguna razón que desconocía, ese chico no quería que me marchara. Estaba confundida pero feliz y aliviada al mismo tiempo, sentí mis mejillas arder.

No les dejo opción más que ceder. Así se marchó el alien y los demás se fueron dejándonos nuevamente a solas.

—gracias —tambaleo mi voz—, me salvaste.

—es muy obvio —mencionaba con molestia.

—¿cómo? —no comprendí.

—esta más que claro que no quieres irte, tu cara lo dice.

—es verdad… —admití afligida—, no quiero volver.

—¡idiota! —me grito haciéndome dar un pequeño brinco del susto—, ¡si no quieres hacer algo dilo, no te quedes callada a esperar que alguien más te salvé debes hacerlo tu misma! —regañó.

—si, tienes razón.

—eres insoportable —declaro retirándose del sitio sin más.

Me había regañado pero sabía que tenía razón, debía tener más carácter para decir las cosas como hacía el en vez de simplemente quedarme en silencio, afrontar las adversidades como el.

Aquel chico no volvió en lo que resto del la noche…

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Where stories live. Discover now