Mi héroe

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Brinque del susto, no me lo esperaba. Sentí mi corazón latir a mil por hora, estaba segura que en cualquier momento se saldría.

— ¿Qué pasa, gatita? Te han comido la lengua —  ante mi, estaba un viejo fornido, era desagradable en verdad. Se notaba a millas que estaba drogado el hombre.

— ¿Qué quieres de mi? —  eso salió casi como un susurro. El pánico se había apoderado de mi.

— Mmm...tengo muchas formas de hacerte como yo quiera, nena...

— Por favor no me hagas nada ¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero? ¿Es eso? — saque de mi bolsillo los únicos tres dólares que traía — ¡Ten! ¡Eso es todo lo que tengo...

Tan solo pude sentir el escozor de mi mejilla. Rápidamente toque mi mejilla y ardía ¡Auch! Podía jurar que tenía la mejilla super roja en este momento. Me había abofeteado.

— ¡Cállate pequeña zorra! Te juro que me las vas a pa...

— ¿A qué, Richard? Creo que no te escuche bien — rio sarcasticamente.

— ¿Yo? Na-nada...

— Creo que no te gustaría saber que pasó con Ray ¿verdad? — Richard trago en seco — ¡¿Cierto?! — le grito el hombre desconocido.

— Sí, señor.

— Así me gusta. Ahora quita tu asqueroso trasero de este lugar antes de que me arrepienta — no tuvo que decir más porque el famoso Richard salió corriendo.

¡Dios! ¿Quién es este hombre?

Le di una mirada y pude observar que era alto, demasiado guapo, tez blanca, un tanto tonificado, y sus ojos...

— ¿Qué tanto me miras? — me espantó.

— Nada...

— Bueno, ¿Qué hace una bella chica por aquí? ¿Estás pérdida, a caso?

— No, yo sólo ...

— Bien, nunca vuelvas por aquí. De no haber llegado yo, no estarías tan tranquila cómo ahora. Más bien estarías a la merced de ese drogadicto.

— Yo...lo siento — este hombre imponía y vaya que me intimidaba. Enfoque la vista y tenia unos labios rosados ¡Dios, que labios! ¡Cómo me gustaría probarlos ahora! Y también esa...

Esperen un momento, ¿en qué estoy pensando? No puedo estar fantaseando con un hombre al que acabo de conocer hace unos minutos.

— Disculpa ¿estas bien?

Y otra vez, me encontraba pérdida en mis pensamientos. Todo por mi maldita suerte. Ahorita estaría en mi casa, viendo mi maratón de The Vampire Diaries, con el guapo mi novio: Damon.

— ¿En serio no necesitas ayuda? — mencionó mientras expulsaba el humo de su boca.

¡Que sensual! No lo había notado... Pero durante todo este tiempo el había estado fumando un cigarrillo. Se veía tan candente. La forma en la que ponía el cigarrillo en su boca y le daba una calada...era simplemente exquisito. Mmm...

— Yo creo que deberías irte de aquí, ya. Este no es un buen lugar para ti. Corres muchos peligros.

— ¿Cómo? — ¡Ups! De nuevo pensando en voz alta.

— ¿Cómo que?

—  ¿Cómo te llamas? — ¡Estúpida! ¡Estúpida! ¡Y mil veces estúpida! No deberías haber preguntado eso, Katy.

— Tú héroe, preciosa — me hizo un guiño y fue desapareciendo entre el gentío.

¡Oh por Dios!

¿Me acababa de decir "preciosa"? Esto tenía que ser un sueño. Me pellizque ¡Auch! Definitivamente este no es un sueño. Primera vez, que un hombre Super hot, me dice preciosa.

.....

Estaba acostada en mi cama... Sí, después como de 2 horas, pude encontrar el camino a casa. Claro que cuando llegué, no me pude salvar de la reprimenda de mi papá. Estaba indignado, porque según yo, lo había dejado en vergüenza de todos sus socios. ¡Cómo si me importará!

Bueno en fin, me libre de un castigo ya que accedí a tratar de ser una mejor hija: comportarme bien, con buenos modales, etc... ¡Que vil mentira! Yo soy como soy y nadie jamás me cambiará.

Charlie me había estado llamando durante toda la tarde. En total fueron 15 llamadas, 10 mensajes y 3 mensajes de voz. No tenía ánimos de hablar con ella, porque como siempre se comportaría como si fuese mi mamá: me pediría explicaciones para después regañarme ¡Suficiente tengo con mi padre!  Ya después me contactare con ella.

En fin, ya había caído la noche. Las 11:00 p.m. El sueño empezaba a hacer efecto en mi. El agotamiento hizo su aparición también. Por la ventana de mi habitación, entraban los rayos de la luz de la luna ¡era hermoso! Contemple la luna por un rato, siempre había considerado a la luna como mi alma gemela. Simplemente, me fascinaba.

Poco a poco los ojos se me empezaban a cerrar. Hasta que lo que último recordé en mi mente y con quién estaba segura que soñaría sería con él...con mi héroe.

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