Día 7: Hilo rojo / Without you

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Todo lo que quiero, lo tengo.
Dinero, mala fama y océanos.

Alastor tomó su mano y lo jaló contra su cuerpo. Lo primero que hizo Angel fue abrazarlo en medio de la multitud de la ciudad y sonreír con leve agradecimiento. Estaban en el centro, un día típico en la otra vida. Aunque el ambiente se sentía diferente, más fresco y jovial.

El ciervo se separó del abrazo, el cual solo fue un gesto de cariño, y le tomó el rostro a su precioso Angel para acariciar su mejilla con su pulgar. Escuchar la tierna risa de su novio le hacía vibrar el corazón, el cual había pensado que estaba muerto desde hacía años.

Incluso creo haber encontrado a Satanás.
En los flashes de las bonitas cámaras.
Bonitas cámaras...
¿Soy glamoroso? Dime, ¿Soy glamoroso?

—¿Cómo planeas sorprenderme hoy, hombre bonito?

—Tengo algunas ideas —respondió Alastor ampliando su sonrisa de caballero—. Solo debes sostenerte de mi cuerpo para no caer.

—Ya veo —suspiró la araña con una sonrisa tranquila—, no será un viaje corto entonces. Estoy dispuesto a todo contigo.

¿Puedes oírme?
Puedo ser tu muñeca de porcelana.
Si es que quieres verme caer.

Angel se aferró a la cintura de su hombre con sus brazos inferiores y envolvió sus hombros con los superiores. Lo que hizo Alastor fue proceder con su magia, abrazarlo de igual forma y retroceder para envolverlo con su poder de brea negra absorbente.

Fue un viaje diferente, extraordinario y sobrenatural.

—Puedes mirar el paisaje, cielo —lo animó el hombre radio sin apresurarse.

Angel no sentía sus pies sobre ninguna superficie firme, pero confiaba en Alastor y por eso se aferraba con tanta fuerza a su cuerpo. Apartó un poco su rostro del contrario y observó su alrededor, el paisaje estelar... El ciervo era un overlord que poseía un poder desconocido para él, jamás sabría cuál era el límite. En ese momento, estaban viendo las bifurcaciones de colores entre las estrellas rojas y doradas de alguna zona muy alejada del infierno terrenal que conocían.

Parecía un sueño, era como si fuera magia en estado puro y polvos de maravillosas constelaciones. Todo brillaba increíblemente, y las estrellas color fuego corrían de un lado a otro como meteoros.

Bebé, eres tan adictivo como una droga, tu amor es letal.
Dime que la vida es hermosa.

—Alastor... Esto va más allá de todo lo que he conocido —admiró la araña con sus ojos grandes y cristalinos—. Es demasiado bello.

—Hay belleza en lo más lejano. Pero también en porciones diminutas del infierno que no conocemos —contestó su hombre volviendo a tomar la mejilla de Angel y acariciándola con mucho cariño.

El demonio radio lo capturó con seguridad de su cintura y comenzó a transportarlo por cada sitio que le era posible manifestar. Galaxias de colores, oscuras zonas color plata y lugares infernales que eran muy diferentes a lo que era el planeta tierra o siquiera algo comparable con lo que ya conocían.

Alastor no miraba los paisajes, él solo contemplaba con una gran sonrisa la expresión alegre y llena de emoción de Angel, porque era lo único que lo hacía feliz.

Todos ellos piensan que lo tengo todo.
No tengo nada sin ti.
Todos mis sueños y todas las luces no significan nada sin ti.

Se remontó a sus recuerdos. A lo tibio que se sentía tomar las manos de Angel, besar sus labios y acariciar su pelaje de terciopelo. Alastor lo llevó a mundos maravillosos y reconoció el palpilar de su corazón enamorado al ver su gran sonrisa, sus mejillas sonrojadas y el sonido de sus pequeñas risas.

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