—Ya mejor ni te doy cuerda —bufa caminando hasta el pelinegro para sostener la escalera—. ¿Escuchaste de los robos?

—¡Por dios, Peter! Están sucediendo muy cerca de nuestra pastelería, no quiero que eso suceda aquí, mi hermana se pondrá muy mal —habla formulando una pequeña mueca de tan solo pensarlo—. Trabajo mucho para lograr todo lo que ves.

—Tranquilos, eso no sucederá aquí —asegura. A parte de llegar muy tarde a casa también había estado vigilando dicha pastelería y otras tiendas, afortunadamente los asaltantes procuraban no ser vistos en las cámaras, las cuales le aseguraban a esa zona de la ciudad ningún problema—. Al parecer solo roban lugares sin vigilancia.

—Efectivamente, Peter.

—¡Hola Peter, hola Thomas! —saluda un sonriente Minho después de ingresar a la pastelería—. ¿Listos para el festival?

—¡Hola, Minho! Vez Peter, no todo el tiempo lo molesto.

—Estas advertido. Ya estamos preparados solo estamos esperando Annette.

—¿Podemos comer algo antes de irnos? —pregunta el surcoreano con cierto tono de ruego—. La emoción me está ganando y no he desayunado nada pero en estos momentos mi estómago pide comida.

—Puedo prepararte chocolate caliente y donas, si gustas —propone Thomas—. O podemos ir a comer comida china, ya pasan de la cinco y tampoco hemos comido nosotros.

—Me parece una genial idea —agrego Minho—. ¿Qué opinas Peter?

—Me uno al plan.

Minutos después Annette se incluyo al plan y después de muchas discusiones por saber quién pagaría terminaron dividiéndose la cuenta en partes. El restaurante era muy cálido y había bastantes personas en espera de su orden, la mayoría pedía para llevar pues estaba a nada de comenzar el festival y como cualquier fan ninguno quería perderse ni un minuto del evento.

—Podra gustarme la comida china pero odio los rollos de camarón, no tienen ningún sabor —comenta el ojiazul formulando una mueca de disgusto—. Hermana, comete los míos por mi.

—La palabra mágica...

—Preciosa hermana, ¿Podrías comerte estos rollos por mi?

—Con todo el gusto querido hermano.

—Solo los odia porque de pequeño tuvo uno vivo en la cabeza y para su mala suerte termino dentro de su bañador cuando era niño —rie Minho acercando un camarón al rostro de Thomas—. Te quiere pedir disculpas Thomas, no seas maleducado.

—¡Aleja esa cosa de mi bello rostro!¡Ojos de gato, atrás!

—¡Cruzaste la línea, niño camarón! —exclama tomando uno de los rollos contrarios para posteriormente llevárselo a la boca—. Pero soy uno bastantes astuto.

—Una más Thomas Bell y te juro que yo misma me encargo de llevarte a casa sin un peluche de Spiderman —advierte la rubia—. Hasta lo niños los miran extraño.

—Es una buena elección para su futuro, así no se dejan insultar por personas con ojos de gatito —bufa—. Seamos buenos amigos Minho.

                           -peter parkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora