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Al día siguiente, del amargo recuerdo la pelirroja se levantó para hacer el desayuno. Notó que su esposo aún no había llegado.

Suspiró y fue a la cocina, donde Isaza  preparaba unos hot cakes con chocolate mientras Mateo  estaba sentado en su silla especial, jugando con unos juguetes de peluche.

—Gracias. —Fue lo que murmuró al ver al ojiverde.

—¿Por qué? —preguntó confundido el contrario.

—Por no soltarme nunca.

Ambos se abrazaron, y al separarse, el castaño mencionó; —Me voy a divorciar de Juan Pablo.









𝐍𝐨 𝐟𝐮𝐞 𝐭𝐮 𝐜𝐮𝐥𝐩𝐚 |𝐽𝑢𝑎𝑛 𝑃𝑎𝑏𝑙𝑜 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑚𝑖𝑙|Where stories live. Discover now