Cuando la dejó en casa, él se quedó deseando que el viaje hubiese durado más, había deseado haber cogido el camino más largo para así haber podido disfrutar un poco más de su compañía. No le importó no haber encontrado nada, no le importó el haber perdido esa mañana dos entregas a unos clientes de confianza... había merecido totalmente la pena. 

Cory, Aaron y Paul se encontraban en la casa de Ezra, el mismo sitio donde se había estado quedando Cory los últimos días después del incendio. 

-Se hace raro estar aquí sin él. -Murmuró Aaron; lo cierto es que ninguno de los tres podía apartar esa sensación de tristeza que los recorría cada vez que se encontraban allí. No pudieron evitar preguntarse si en algún momento su amigo volvería a ocupar aquel lugar. 

-¿Sabéis que allí nos dimos el primer beso? -Comentó entonces Paul, mirando hacía la cocina, vislumbrando la escena como si pudiera estar viéndola; ambos habían bebido, pero no demasiado, no tanto como para que no fueran conscientes de lo que hacía, tan solo lo suficiente como para que les diese el impulso para hacer lo que llevaban años queriendo. Los dos abrieron la nevera, Ezra cogió dos cervezas, una para cada uno y entonces antes de tendérsela, le miró a los ojos y le preguntó con picardía:

-¿Cuantas más te hacen falta para darme un beso?

Paul, incrédulo por lo que acababa de escuchar, cogió la cerveza, la dejó en la encimera y sin previo aviso, agarró su camiseta con cierta fuerza y lo acercó hacía él, haciendo que sus labios chocaran.

Ahora, después de todo lo que había ocurrido, no pudo evitar sonreír al recordarlo y deseó con todas sus fuerzas que las cosas hubieran sido distintas. ¿Cuándo volvería a sentir sus labios de nuevo? ¿Cuándo volvería a saborear uno de sus besos?  Él estaba dispuesto a esperar, sabía que podría esperar el resto de su vida si eso le garantizaba el volver a estar a su lado. 

 Aaron y Cory no pudieron evitar sonreír ante lo que había dicho su amigo. 

-¿Lo siguiente será decirnos en que lugar lo hicisteis por primera vez? -Pregunto Cory, con cierto toque divertido, recordando también como Ezra había estado hablándole de aquel beso durante toda una semana entera. Una parte de él deseó poder hablarle ahora de Brooke y no pudo evitar preguntarse que diría su amigo... sería la primera vez que le hablaría de una chica. 

Paul no pudo evitar reír a pesar de la tristeza. 

-Eso no te lo podría decir, -comenzó a decir Paul y en su rostro se mostró una divertida expresión. -Ya que fue en tu casa. 

El rostro de Cory cambió al asombro y a su lado, Aaron reía a carcajadas. 

-Dime que es verdad. -Le pidió el segundo y Paul simplemente se encogió de hombros. 

-Lo es. -Respondió y deseó que Ezra pudiese estar presente para ver aquella escena, sabría que reiría. -En el cuarto de baño. 

Cory al final no pudo evitar soltar una carcajada; no estaba acostumbrado a reír de esa forma pero cada vez que lo hacía, por el cuerpo de Aaron y Paul recorría una agradable sensación. Se alegraban ver que, a pesar de todo lo ocurrido, él aun pudiera seguir riendo. 

No les había dicho lo de su pequeña excursión con Brooke ya que al fin y al cabo no habían sacado nada interesante de esta. Sintió el impulso de comentárselo a lo largo de la tarde pero entonces se quedaba callado como si de cierta forma quisiera mantenerlo en secreto, su pequeño secreto.  Y también sabía que de haberlo hecho, probablemente ellos habrían estado molestándole durante el resto de las horas acerca de como era un idiota cada vez que se encontraba a su lado. 

ALIADOS. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora