Comenzaron a caminar por el pasillo hasta llegar a una puerta color negra, Sanzu la abrió y se adentrarón en aquella habitación. Estaba bastante oscuro y solo se podía ver la ciudad desde un ventanal de vidrio.

Las luces se encendieron y se pudo divisar otras siete figuras más. Todos tenían trajes formales, al parecer se cansaron de esperar y decidieron desarreglarlos. Algunos no tenían saco y otros tenían la corbata desecha. Solo uno de ellos vestía ropa completamente diferente e informal.

—Así que llegaron —habló un chico el cual tenía una cicatriz que abarcaba casi la mitad de su cara y pasaba por su ceja izquierda, al observarlo, Sarka se percató de que sus ojos eran de diferente color—. Creímos que no vendrían, al jefe no le gustan las impuntualidades —espetó con molestia disimulada.

—Realmente lo sentimos —habló Kirda—. Las calles están inundadas y nos dificultaron el paso. Es una pena en verdad, señor Sano, lo lamentamos muchísimo —se disculpó dirigiéndose al peli blanco que se encontraba algo lejos de los demás.

El mencionado no había dicho nada hasta ahora, solo los miraba sin ningún interés.

—¿Y bien? ¿Qué tienen para nosotros? —preguntó un hombre de cabellera blanca y larga desde la barra de bebidas alcohólicas que se encontraba no muy lejos de ellos—. Debe ser algo suficientemente bueno como para olvidar su pequeño retraso —sonrió y bebió de su copa fijando su vista en los recién llegados.

—Basta Koko, deben venir realmente agotados como para que los sigas molestando. Vinieron desde Rusia, ¿cierto?, deberíamos sentirnos afortunados —uno de los otros hombres que se encontraban ahí habló.

Tenía el cabello corto de color violeta. Su mirada era juguetona y tenía una sonrisa picara en el rostro.

—Siéntense —ofreció—. ¿Quieren algo de beber?, ¿cómo estuvo su viaje? —se levantó y caminó hacia la barra donde se encontraba el otro hombre peliblanco.

—Estamos bien, gracias —respondió Kirda en forma seca entregando una carpeta a cada uno de los presentes para que revisaran la información que estos contenían, para después sentarse junto con la pelirroja en un sofá con la distancia correcta hacia aquellos hombres.

—Bien, como se les adelantó hace unas semanas, queremos lanzar al mercado japonés el "Gallyut". Hemos venido aquí para confirmar o descartar la alianza entre Bonten y Arkhangely —explicó la peli roja.

—Hay algo que aún no comprendo, ¿por qué quieren aliarse con Bonten? Hay muchas otras organizaciones a las cuales podrían unirse.

Un hombre pelimorado bastante parecido al otro habló, solo que este tenía el cabello más largo.

Tenía cara de pocos amigos y se limitaba a mirarlos con ojos juzgadores, tratando de encontrar algo raro en ellos. La pelirroja lo miró al escucharlo hablar, apartando la vista de los demás hombres.

—Verá, ¿señor...? —custionó al tratar de dirigirse con más seriedad hacia él, solo que no sabía su nombre.

—Haitani, Rindou Haitani. ¿Es que acaso no tuvo tiempo de siquiera aprender nuestros nombres? —contraatacó con una voz más seria y lo que parecía ser molesta.

Ese era su papel; cada que alguna organización intentaba relacionarse con Bonten, él intervenía tratando de hacerles perder los estribos en busca de cualquier equivocación: policías en cubierto o posibles grupos que intentaban deshacerse de ellos. Gracias a Rindou Haitani, Bonten se había librado de muchos problemas, aunque también lo que había ganado hasta ahora haciendo esto, eran nuevos enemigos y que nadie se relacionara con ellos.

—Una disculpa señor Haitani, realmente no tenía idea de que la reunión sería también con ustedes, tampoco sabía la cantidad exacta de los miembros de Bonten —respondiendo a su pregunta—. Como sabrán mi padre fue vetado de Japón hace algunos años, de igual forma, él cree que es hora de que yo vaya creando mis propios vínculos.

—¿Qué es lo que espera al unirse con Bonten? —cuestionó el hombre de la cicatriz cerca del ojo.

—Más ganancias. Arkhangely es consumida en muchos países y los ingresos que genera en ellos son bastante elevados, a diferencia de Japón. Aquí no se distribuye ninguna de nuestras sustancias, al entrar al mercado Japonés nuestras ganancias se triplicarían. Lo único que necesitamos es tener el respaldo de una organización Japonesa que sea fuerte, que mejor que Bonten —repondió sentándose aún más recta.

Todos voltearon a ver a Manjiro esperando una respuesta. Éste solo se encontraba mirando el piso, parecía que no había escuchado absolutamente nada de lo anterior.

Al sentir las miradas de todos sobre el levantó la vista, encontrándose con los ojos esmeralda de Sarka.

—Bien —soltó y se levantó saliendo de la habitación sin más.

La pelirroja confundida volteó a un costado donde se encontraba Sanzu, tratando de tener una respuesta.

—Es un si —habló emocionado.

—Es un si —habló emocionado

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𝐓𝐑𝐀𝐈𝐓𝐎𝐑  𝑅𝑖𝑛𝑑𝑜𝑢 𝐻𝑎𝑖𝑡𝑎𝑛𝑖 𝑋 𝑂𝑐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora