nanami kento

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Una visita a esas costas danesas, provocó el enlace de su vida junto con la de aquel hombre rubio de nombre Nanami Kento, poseyente de un porte elegante y expresión estoica que no parecía dibujar emoción alguna, aún así, podía leer en su indiferen...

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Una visita a esas costas danesas, provocó el enlace de su vida junto con la de aquel hombre rubio de nombre Nanami Kento, poseyente de un porte elegante y expresión estoica que no parecía dibujar emoción alguna, aún así, podía leer en su indiferencia los sinceros sentimientos que sentía por ella.

El tiempo predestinado de estancia en Dinamarca pasó tan fugazmente que, al día siguiente de su partida, las palabras se hallaban esparcidas por cada rincón de su mente. Como un puzzle difícil de armar, no encontraba las frases correctas que le diría a su amante en su despedida.

La agonía de separarse de sus brazos, sin certeza alguna de un reencuentro futuro, le atravesó el pecho. El abrumador dolor estrujaba su corazón. Sin titubeos, sus pasos desviaron el rumbo que la vida le obligaba seguir. Antes de que la figura de Nanami se desvaneciera en el umbral de la salida del aeropuerto, ella lo alcanzó, con su corazón en mano, dispuesta a entregárselo, sin dudas que eclipsaran su decisión, porque confiababa en que Nanami lo cuidaría con amor.

Su figura se alzaba apacible en la costa, atenta al grito del mar enfurecido, el cual se estrellaba contra las grandes piedras de la orilla. Extendió los brazos, recibiendo el abrazo fresco y salado de la brisa marina. Esta trajo consigo pequeñas gotas de agua que decoraron sus cabellos. Las gaviotas graznaban en coro, surcando el cielo repleto de nubes que no presagiaban la lluvia, se mostraban tan esponjosas y blancas como los días previos, solo tomaban el protagonismo del sol esa tarde.

Unas manos se colaron con determinación por su cintura, rodeando su vientre con firmeza sin perder la delicadeza. Su columna se estremeció ante el calor que emanaba el cuerpo de Nanami, fundiéndose junto a él en ese abrazo. La colisión de la profunda respiración contra su piel, produjo un estallido de sensaciones. El mentón del hombre halló reposo en su hombro, pintó de besos la zona, ascendiendo a su cuello tan tentador de marcar.

La mujer emitió sutiles risas que se unieron a la brisa salina. Una de sus manos deshizo el enlace que mantenía con las del hombre, para deleitar sus yemas con la suavidad de su mejilla.

─ No ha cambiado mucho este lugar ─comentó la mujer, contemplando la bravura del mar.

Nanami asintió ante sus palabras, trayendo a su memoria, ese gozoso encuentro en esa misma colina donde se hallaban. El destino se mostró generoso, creando un escenario predilecto para ambos, resultando no ser solo un momento fortuito, la atracción fue mutua en la conexión de sus miradas, las palpitaciones retumbantes de sus corazones se fusionaron en la melodía de un creciente amor perdurable.

─ Te amo ─susurró en el oído de su amada. Sus manos acariciaron el vientre ajeno, el pequeño fruto de su amor que apenas se venía formando. Su corazón se llenaba de anticipación y anhelo por tenerlo en brazos.

Su mano derecha se deslizó al interior del bolsillo trasero de su pantalón de tela. Con cuidado sacó una pequeña caja, ornamentaba elegantemente con una cinta dorada.

─ El tiempo vivido contigo hicieron de mis amaneceres coloridos, y las noches de invierno cálidas ─enunció con palabras llenas de su sentir. ─ Robaste mi corazón, conservándolo en la bóveda de tu gentil amor. Es por eso que deseo casarme contigo.

El sentimentalismo hecho palabras, golpearon el alma de la mujer, tal cual lo hacían las olas en la blanca arena de la playa. La extrema cantidad de felicidad que se acumulaba en su pecho se desbordó en lágrimas.

Una pequeña caja se presentó ante sus ojos y sus manos temblorosas por la emoción desenrrollaron la cinta. De su interior se reveló un anillo de oro, decorado con una piedra preciosa que atrapaba la tenue luz del sol de la tarde. En el dedo anular de su mano izquierda fue colocado el símbolo de su compromiso.

─ Kento, me haces feliz ─logró  articular entre sollozos. ─ Me siento afortunada de ser escogida por ti... de verdad gracias.

De los labios de Nanami floreció una sonrisa, tomándola de los hombros, la giró para conectar sus miradas que resplacendian ante la imagen del otro, semejantes a la joya del anillo. Evocando en ese momento el primer encuentro.

─ Yo también me siento afortunado de ser escogido por ti, gracias ─hizo a un lado los mechones de su frente, depositando un beso en ella.

El espacio de sus rostros se disipó en las unión de sus labios. En esa costa, los cánticos del mar se hicieron sonar sublimes, tributando alabanzas por su amor.

 En esa costa, los cánticos del mar se hicieron sonar sublimes, tributando alabanzas por su amor

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Mi falta de afecto en la realidad me hacen escribir estas cosas JAJAJAJ

Cuanto tiempo ha pasado que estoy fuera de wattpad? Creo que un mes¿ bueno lo importante es que por fin pude actualizar y volvi con un escenario bonito de mi hombre❤🧎‍♂️

Espero les haya gustado
Adiós ~♡

lost in paradise,  jujutsu kaisen.Where stories live. Discover now