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Los entrenamientos ahora los habían incluido. Cada uno entrenaba de manera individual explorando aún más sus poderes, en otras ocasiones, se ponían en parejas para unificar sus poderes y habilidades haciendo aun mayor la fuerza.

Y claro, como todo entrenamiento, se requirió de un momento para descansar. Los cuatro se sentaron en el suave césped. 



– Tengo una duda. – mencionaba el plateado – Este sujeto, al que nos vamos a enfrentar, ¿Posee algún poder?

– Sí. – respondía el moreno con seriedad – Adquirió electricidad, con el tiempo logró controlarlo y se puede decir que es bastante fuerte.

– ¿Alguna vez mencionó su propósito? – preguntaba el azulado.

– Tener a todo un ejército bajo su poder y tener el control sobre el mundo. – respondía –Ha estado esperando por el eclipse de este año.

– ¿Eclipse? – preguntaba el plateado sin entender – ¿Para qué?

– Él aseguraba que el eclipse del 2021 tendría la energía necesaria para entonces utilizarlo en su poder – contaba – Con ello, haría que su poder fuera lo suficientemente fuerte junto con el ejército que pretendía crear.

– Tenemos que detenerlo cuanto antes. – mencionaba el azulado – Pero, ¿Dónde lo podemos encontrar?

– Ese es el problema. – respondía el plateado – No tenemos ninguna pista y no sabemos absolutamente nada.

– Nada de esto funcionara si no tenemos al menos una pista de él. – comentaba algo seria la gata mientras se ponía de pie.

– Oigan, desviándonos un poco del tema. – comentaba el azulado – Cuando estuve leyendo sobre ustedes, leí algo sobre sus puestos en su ciudad. Shadow, ¿Eres el futuro rey?

– ... No hablaré sobre eso. – se cruzaba de brazos mientras desviaba la mirada.

El ambiente se entorno un poco incómodo. En eso, el plateado sintió una gota caer en su hombro y miró hacia el cielo que comenzaba a nublarse.

– Será mejor meternos. – sugería mientras se ponía de pie – No tardará en llover.

– Tienes toda la razón. – comentaba el azulado también poniéndose de pie – Mañana haremos un pequeño viaje y será mejor estar preparados.



Shadow se puso de pie y caminó junto con la gata siendo tomado del brazo como han acostumbrado.













Ya en encontraban en el interior de la casa y cada quien estaba en su respectiva habitación para descansar y dejar que la lluvia se apoderara de la zona.

El joven plateado se dirigía directamente hacia la cocina para agarrar algo de comer, pero este se detuvo un poco al ver a la gata mirar por los grandes ventanales.



– ¿Te gusta la lluvia? – preguntaba amistoso ingresando a la cocina – De niño me daba miedo porque a veces venían con truenos. – contaba sin problema alguno al mismo tiempo que tomaba una manzana – Ahora ya no me da miedo nada de eso. Lo disfruto. – caminaba hacia ella.

– Puede que sea difícil de creer – mencionaba la gata sin dejar de mirar –, pero la lluvia se ve un tanto diferente a comparación de la ciudad y de Tumaini.

– ¿Cuál es la diferencia? – preguntaba mientras mordía su manzana.

– El sonido es diferente. En una ciudad golpea contra el concreto y todo el cemento – explicaba –, mientras que aquí y en Tumaini y es más suave. La naturaleza lo recibe con mucho gusto. No es como que en Tumaini fuera un bosque, teníamos las calles hechas con cemento y algo de piedras pequeñas.

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