Capítulo 25. Anudado

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—No creo que vuelva a ocurrir.

—Acabaste gimiendo cuando te follé anudado, me pringaste de semen mientras tu culo me hacía casi alcanzar el cielo de placer por segunda vez.

Cuando intenta volver a patearme le detengo, no es difícil, y lo veo, una pequeña humedad en la tela de su pantalón, su pequeño pene erecto y húmedo.

Nada muy distinto de la erección que yo mismo tengo.

Noto su mano acariciando mis huevos, y tengo que sonreír.

—No, ahora no, pero lo haremos de nuevo así —le digo.

Y le beso para soltarle y dejar su culo tranquilo o de seguro no se le volverá a cerrar en un mes.

Hoy tenemos de nuevo asamblea, y el tema de los gammas estaba en la orden del día, lo que no esperé fue encontrar tanta hostilidad y desprecio contra ellos.

—Podemos traer a los gammas de las fronteras —propuso Dagger, ante los datos cada vez más bajos sobre el número de la casta.

—Esa no es la solución —me enfadé.

Y el gruñido de Dagger en respuesta a mi ofensa, me hizo inclinar el cuello para él por primera vez en años.

—Cada vez hay más betas —señalé—; los que viven en hogares independientes está estipulado que atiendan sus propias viviendas.

Las caras de los betas era de profundo rechazo, todos ellos tenían sus propios hogares y gammas limpiándolos, no iban a renunciar a perderlos.

—Ellos no tienen otra función, tienen techo, comida y protección, todos aportamos nuestro trabajo. Si esos apestosos andan lloriqueando deberíamos darles un ejemplo de lo que sería para ellos una vida fuera de la manada.

La vena de mi cuello se hincha por todo mi esfuerzo de no arrancarle la cabeza a ese puto beta que no era capaz ni de limpiarse el culo solo.

Pero la mano de Dagger se coloca en mi cuello, reteniéndome y calmándome a partes iguales.

—Los hogares betas los gestionan betas —sentencia— no habrá gammas en ellos.

Y una queja comunitaria se oye de fondo pero nadie se atreve a enfrentarse directamente al líder.

Tengo que salir de aquí, o pueden acabar las cosas mal para todos.

—Tranquilo, amigo —me dice Dagger a mi lado, acariciando mi cuello de nuevo.

Es complicado explicar cómo funcionan nuestras dinámicas alfas, pero la jerarquía lo es todo. Si tu alfa te dice que te tranquilices, tú lo haces.

Y yo no lo estaba haciendo, por lo que Dagger cambia su mano por sus dientes, mordiendo mi nuca.

Aquello sí consigue calmarme como si me hubiera inoculado un sedante.

Para nosotros no tiene nada que ver la edad, y que yo fuera mayor que él no hace diferencia, el rango sí. Y le agradezco que me calme.

—Llevas días con este tema, ¿qué ocurre? —me pregunta— Y no eres el único, Blue tampoco deja de hablar de las malas condiciones en las que viven los gammas.

Él es mi líder, y también es mi amigo, y yo tengo un secreto con el culo roto que necesito compartir, pero solo aprieto los labios.

Debo contárselo, necesito contárselo, pero sé que entonces, con toda seguridad, tendré que renunciar a Oven, y no quiero hacerlo.

Quiero decirme a mí mismo que todavía no, pero no quiero perderle nunca, y ese nunca era el problema real.

La mano de Dagger me acaricia el pelo revuelto, ese mismo pelo que hace poco Oven ha estado tiroteado de placer.

—Eres mi Primero, pero sobre todo eres mi amigo, Hammer. Puedes contarme lo que sea, trataremos de encontrar una solución —me dice mi líder y mi amigo.

Y sé que es el momento de contarlo, de poner en palabras mi relación secreta con un gamma poco común.

Miro a la sala del Consejo ahora completamente sola, sin esos putos betas privilegiados, es el momento, lo es.

Pero la puerta del consejo se abre, y quien aparece por ella no es ningún beta, ni siquiera un gamma de la limpieza.

Es Axe, y no viene solo, no lo hemos olido antes porque apesta al Segundo; un omega, un joven omega que huele a miel y canela, que hule a miedo y necesidad de protección bajo una capa de viaje demasiado grande para él.

La criatura más hermosa que he visto en mi vida, y teniendo a nuestro omega ya en la manada, es mucho decir.

El omega eleva sus ojos hechos de pura miel, y lo sé, ese omega es para mí.


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Problemas que huelen a miel y canela.

Mandadme ánimos para que siga escribiendo que llevo días muy dispersa con esta historia y mira que me gusta. Tengo que acabarla.

Hasta el martes.

Besos

Sara



GammaWhere stories live. Discover now