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-Hyung, ¿está seguro de que algún día encontrarán nuestros amuletos? Estar aquí es deprimente.

-Llevamos aquí encerrados más de diez mil años, y ya sé que somos inmortales pero... la espalda me está matando.

-Chicos, tengan paciencia, alguien vendrá pronto lo presiento.

-Hyung, no es por ser pesimista pero, dijo exactamente lo mismo hace una década y aún seguimos aquí dentro.

-...

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-¡Jake hyung! ¿Qué tanto hace? ¡Vamos a llegar tarde otra vez!

El maknae de ese trio de amigos gritó desde fuera de la casa del mayor.

-Ni siquiera sé por qué siempre le esperamos si siempre es la misma historia, no hay día que no le ocurra algo. Claro, y luego nos extrañamos de que todas las mañanas nos den una sanción por retraso.

-Sunoo hyung, no sea así, es nuestro código de la amistad. Si uno sufre el resto también.

-¿Y se puede saber quien fue el listo que inventó eso?

-Pues el mismo que sigue sin salir de casa.

-Ugh, pues que responsable - dijo Sunoo con sarcasmo rodando los ojos. -Y se supone que es el mayor.

En ese momento, del interior de la vivienda se escuchó un estruendo y acto seguido cierto rubio de ojos azules y con el cabello bastante alborotado salió corriendo de la casa para encontrarse con sus amigos.

-Que conste que la edad no define la madurez así que puedo ser un desastre todo lo que quiera -dijo Jake mientras cogía grandes bocanadas de aire intentando recomponerse, pues desde que se levantó, no hace mucho, lo único que hizo fue correr para alistarse, medianamente.

-Espera, ¿cómo nos escuchaste?

-Bueno, no es que hablen especialmente bajo, ¿saben? Son como viejas cotorras, de esas que sus conversaciones se oyen desde una manzana de distancia.

-Habló la muy callada. De todas formas, ¿y esas pintas que llevas? -Sunoo levantó una ceja mientras observaba al rubio que venía vestido con una camisa con los botones abotonados en los agujeros equivocados, las tenis con los cordones desatados, los cabellos alborotados como había sido dicho anteriormente, más luego la mochila la llevaba colgando de un lado con la cremallera abierta saliéndose todos los libros.

-Oye, tampoco voy tan mal.

-Cariño no te me ofendas pero parece como si acabases de follar, tus padres te hubiesen casi pillado y hubieses intentado vestirte lo antes posible, fallando miserablemente.

Tras lo dicho del pelirrojo, Jake se volvió a mirar así mismo, avengonzándose un poco segundos después, ahora siendo conscience de que casi se le veía un hombro de lo mal que llevaba puesta la camisa.

-Bueno sí, perdón. -Se disculpó riéndose suavemente.

-Y haz el favor de atarte los cordones, es la tercera vez esta semana que te caes por las escaleras.

-No es mi culpa que mi casa me quiera tanto que no me quiera soltar. Ella es la culpable, utiliza métodos desesperados para mantenerme dentro.

-Tan desesperados como tú para no salir de la cama -dijo Sunoo de vuelta señalando al pobre despertador roto estrellado en el suelo, justo debajo de donde se encontraba la ventana que daba a la habitación del rubio.

-Bueno eso fue-

-Ehh hyungs, no quisiera interrumpir su interesante conversación pero... llevamos aquí parados por al menos quince minutos más de los que deberíamos -El pobre Jungwon había visto la hora desde hace diez minutos viendo que no iban a llegar a la primera clase, pero como siempre, no se atrevía a interrumpir a sus mayores. Cuando esos dos empezaban una de sus habituales discusiones era como si el resto del mundo desapareciera, y ahí el de cabello azabache recibía las consecuencias por seguir siendo amigo de sus tontos hyungs.

-¡¿Qué?! ¿Pero cómo no nos avisas antes? -Sunoo, alarmado, volvió a conectar con la realidad en cuanto escuchó lo dicho por el menor.

-¡Lo he intentado, pero no callan!

-¡Pero venga hombre no os quedéis ahí parados! -Jake gritó empezando a correr, no durando mucho su carrera porque volvió a caerse ni llegando a un metro de haber empezado a correr, teniendo que ser atendido por los menores de nuevo.

-Malditos cordones del demonio.

-¡Jake, Jungwon está delante!

-¡Eso no es lo peor que me ha escuchado decir! -el rubio replicaba mientras se ataba las benditas zapatillas.

-¡Hyungs, dejen su discusión para luego! ¡Esta vez nos expulsarán de verdad si no llegamos!

Y así, los tres amigos emprendieron su maratón diario para llegar al instituto.

Muy poco sabían que sus vidas estaban a punto de cambiar completamente. Todo por su impuntualidad constante.


Estúpido Humano [Heejake, Jaywon, Sunki]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon