Bizarre [JaeYong]

c u a r e n t a y c i n c o

—Soy un idiota —suspiró.

—Un poco, sí —rio y cambió su semblante completamente—. ¿Has pensado en buscar ayuda psicológica? —preguntó cuidadosamente—. Te ayudaría bastante a superar lo que te pasó, estar bien con YoonOh y lo más importante, estar bien contigo mismo...

—¡Alimentenme! —Johnny entró sobando su estómago con una mano, mientras que con la otra sostenía a su pequeña.

—Ya te dí de desayunar —su esposo se cruzó de brazos.

—¡Me diste un tazón de cereal! —se quejo, dejó a su bebé en los brazos de su esposo y caminó hacia las gavetas en busca de algo—. ¿Crees que es suficiente para un chico en crecimiento?

—¿Chico en crecimiento? —bufó—. ¡Tienes treinta y cinco años!

—¡Tengo veintinueve! —se cruzó de brazos y frunció el ceño.

—Tienes treinta y siete, de hecho —TaeYong se encogió de hombros con una sonrisa y caminó hacia la puerta de la cocina—. Prepárense lo que quieran, voy a volver a la sala —se detuvo en la puerta y giró su rostro levemente—. Gracias, Mark, lo voy a hacer.

—¿Qué harás? —preguntó Johnny dejando de buscar en la alacena de su amigo.

TaeYong salió riendo al escuchar como Mark le decía a su esposo que no fuera entrometido y como Johnny se defendía diciendo que también era su amigo y que tenía derecho a saber lo que sucedía.

Volvió a la sala y se quedó mirando un par de segundos como YoonOh hablaba animadamente con los pequeños sobre su pijamada con sus tíos.

—YoonOh... —llamó su atención y el menor se levantó de inmediato.

—Me tengo que ir.

—Podemos hablar cuando se vayan —susurró triste.

—No es eso, amor. SooJung noona me envió un mensaje y me dijo que era urgente que fuera.

—Oh, está bien —asintió con una media sonrisa—. ¿Me llamas cuando te desocupes?

—Claro —se inclinó un poco y depositó un beso en su mejilla. Se dió media vuelta y fue con los pequeños para despedirse de ellos.

—Pero acabo de llegar —Jeno hizo un puchero.

—Lo sé y perdón, pero mi hermana me necesita —hizo una mueca—. Prometo venir a visitarlos en la semana.

Jeno asintió triste y puso su dedo meñique frente a él.

—¿Lo prometes?

YoonOh asintió con una enorme sonrisa y entrelazó su dedo con el del pequeño.

—Lo prometo —el menor lo abrazó por el cuello y se alejó manteniendo el gesto triste. Se despidió de XiaoJun chocando los puños y volvió con su novio, quien lo acompañó para despedirse de los Seo.

—¿No quieres que te lleve? —se abrazó a sí mismo.

—Me iré en autobús, no te preocupes —besó su mejilla.

—Te quiero, YoonOh —acarició su mano y luego de ser correspondido con una radiante sonrisa, lo dejó ir.

Cuando SooJung le dijo que la llamara en cuanto saliera de casa de los Lee, debió suponer que algo andaba mal. Y odiaba estar en lo cierto.

YoonOh buscó en su móvil la farmacia más cercana y cuando la encontró, caminó un par de cuadras hasta llegar allá. Compró lo que su hermana le pidió, lo guardó en su chaqueta y tomó el bus que lo dejaría cerca de su casa.