Capítulo único

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Hace mucho quería dedicarle algo a Den (Denki_San) así que esto va para él 💖
Gracias por tantas historias lindas y por escuchar mis ideas raras para historias ShinKami 💜💛

Hace mucho quería dedicarle algo a Den (Denki_San) así que esto va para él 💖 Gracias por tantas historias lindas y por escuchar mis ideas raras para historias ShinKami 💜💛

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Denki y sus amigos eran conocidos como los diablos del barrio. Se la pasaban haciendo travesuras donde sea que estuvieran. Nunca habían hecho nada grave, pero sí molestaban mucho. Cosas que iban desde esconder la regadera de la señora Rumi hasta robarse las galletas recién horneadas de la mamá de Hanta para dárselas de comer a la colonia de gatos que vivía detrás de la escuela. Claro que después eran castigados por portarse mal, pero ellos no aprendían.

Por eso cuando Mina dijo que tenía una idea durante una tarde muy calurosa, todos la escucharon con atención mientras comían sus helados con las manos pegajosas. Denki, Eijiro, Hanta y Katsuki estaban sentados junto a ella en la vereda, a la sombra de un árbol.

—Juguemos al ring-raje —dijo emocionada.

—¿Cómo se juega? —preguntó Eijiro mientras dejaba en el piso el palito de su helado.

—Es fácil. Mi hermana me lo contó ayer. Tenemos que ir a una casa, tocar el timbre y salir corriendo. ¡No nos pueden atrapar!

—Suena muy tonto —se quejó Katsuki.

—¡Mentira! —acusó Mina.

—¡Hay hormigas! —gritó Eijiro, interrumpiendo la discusión que estaba a punto de empezar. Alrededor del palito que había dejado en el piso se habían amontado muchas hormigas atraídas por la esencia dulce que despedía la madera. Al verlas, todos se levantaron rápido y salieron corriendo mientras gritaban, porque todos saben que la mordedura de las hormigas duele mucho.


Un rato después, luego de haber escapado de las hormigas, estaban los cinco reunidos a unos pasos de la puerta de la casa del señor Aizawa. Estaban debatiendo si debían tocar el timbre o no en esa casa. El señor Aizawa daba miedo y ninguno quería ser atrapado por él. Seguro se los comería en un caldo asqueroso de color verde.

Sin embargo, si la broma salía bien iba a ser su mejor hazaña.

—¿Quién va? —susurró Eijiro.

—Que vaya Denki, es el más grande —respondió Hanta. El aludido abrió la boca en un gesto ofendido.

—¡No es cierto! ¡Yo soy el más chiquito!

—¡Mentira Denki! —retó Mina.

—Cállense —susurró con enojo Katsuki—. Nos van a descubrir. —Los cuatro se quedaron callados, su amigo tenía razón—. Vamos todos juntos.

Así, como si siguieran a su líder, Eijiro, Hanta, Denki y Mina caminaron detrás de Katsuki. Ya que él era el más valiente y el más alto, decidió ser él quien tocara el timbre. Giró la cabeza para ver a sus amigos y contó en silencio. Uno, dos, tres.

Día de veranoWhere stories live. Discover now