—¡Suficiente, me largo de aquí, no vale la pena seguir contigo! —Enceguecido por la rabia y los descargos en su contra, abría el refrigerador y tomaba una botella de cerveza, la abría y le daba un largo sorbo— ¡Siempre soy yo el culpable de todo y tú la pobre víctima!

—¡Ándate a la mierda, anda a revolcarte con las perras con las que te juntas cuando te vas de borrachera con tus amigos! —Con rabia Rose Marie le recriminaba, mientras se reincorporaba del suelo y observaba como William seguía viviendo.

—¡Claro que me largo, y me voy con las perras como les dices! —William acababa el contenido de la botella luego de gritarle aquello, lanzándosela a los pies— ¡O mejor aún, desentierra al viejo de mierda para que te siga haciendo miserable, por lo visto eso es lo que te gusta, ser miserable!

—¡Lárgate maldito borracho, lárgate! —Arremetía ella mientras secaba sus lágrimas, se acercaba a la mesa y tomaba otra taza para lanzársela— ¡No quiero volver a verte en mi vida maldito alcohólico!

—¡Claro que me largo, no te mereces a alguien como yo! —Vociferaba muy seguro en sus palabras, dándose golpes en el pecho.

—¿Qué yo no merezco a alguien como tú? —Con ironía lo miraba, delineando una leve sonrisa en los labios— ¡Por favor, no me hagas reír! ¡Eres un alcohólico de mierda que no es capaz de estar con nadie que no sea un trago!

—¡Sí mierda soy un alcohólico, me gusta el trago, pero por lo menos yo no soy una enferma que le gusta que la hagan sufrir! —Fuera de sí la tomaba por los brazos y la zamarreaba una y otra vez— ¡En vez de perder el tiempo conmigo mejor búscate uno que te trate tan mal como lo quieres!

—¡Lárgate, desaparece de mi vida! —Le gritaba ella intentando soltarse.

—¿De tu vida, cual vida loca de mierda? —Le alegaba lanzándola lejos al soltarla, logrando con ello que Rose Marie fuese a dar una vez más al suelo.

William abandonaba el inmueble y se dirigía al bar para juntarse a beber con sus amigos, y así pasar la rabia que tenía. Por su parte Rose Marie pasaría horas en el suelo, llorando de manera desconsolada, queriendo incluso acabar con su vida después de la manera en que había sido tratada por el hombre que se suponía la cuidaría por siempre. Tardaron alrededor de un año en retomar de manera medianamente sana la relación. Durante ese lapso de tiempo, fue un ir y venir de la pareja, sus encuentros eran más de índole sexual, por lo que no permanecían juntos por mucho.

Siempre existió la duda de si en verdad era por amor o por costumbre. Hay relaciones que se tornan tóxicas a tal punto, que las parejas, por muy mal que se lleven, no pueden estar sin esa persona que lejos de hacerte feliz, solo te hace pedazos. Tienen esa extraña necesidad de autodestruirse, cerrándose a toda posibilidad de buscar con otra persona una relación sana. Para el ser humano, lo más caro siempre son sus ideas, te ponen a prueba cada día, y defenderlas puede convertirse en la peor decisión.

La idea de que aquella relación tan tóxica nunca debió existir, comenzó a rondar en la mente de muchas personas que veían de manera cotidiana como ambos se dedicaban a tratarse mal, llegando incluso a los golpes. Aún así, y por razones que nunca nadie entendió, siempre volvían a estar juntos, quizás impulsados por lo que por separado les había tocado vivir, y sin darse cuenta, fuera de lograr que las cosas marcharan bien, solo se provocaban más daño. Para ellos su relación era casi perfecta, muy por el contrario de lo que en realidad sucedía.

El ser humano en este sentido siempre intenta darse la oportunidad de mejorar una relación después de un quiebre, jurándose no volver a cometer los mismos errores, pero tarde o temprano aquellos errores afloran en la relación, provocando que la pareja termine utilizando caretas con la intensión de mostrarle al mundo una falsedad, mientras en la intimidad los problemas están lejanos a resolverse.

UNA NUEVA IDENTIDAD. (COMPLETA)Where stories live. Discover now