Araminta Franklin, una chica americana muy peculiar está en busca de la paz mental lejos de su país natal cargando con un pasado que nadie se atreve a escuchar de la forma en la que ella lo escucha todas las noches en su cerebro, cree encontrar la a...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
22 de junio de 2023 Araminta ya era una habitante conocida en el mundo de sus pesadillas, también en la pensión por las mañanas cuando el raquítico sol entraba por las persianas, los ruidos molestos de sus vecinos se oían a través de las paredes y las voces irritantes que peleaban se metían en su mente absorbiendo cada sentimiento de decepción, enojo y cansancio pero ella no iba demasiado a la cocina, usualmente lo hacía de noche cuando ni un alma se acercaba pero allí estaba preparándose un café, ajena a la situación actual de Nueva Zelanda que era el lugar donde estaba viviendo después de no soportar vivir en América.
A ella le gustaría vivir en un lugar donde solo hubiera silencio pero eso era imposible, mientras caminaba por las calles de Auckland con una mochila en sus hombros, podía oír todos esos sonidos, siempre caminaba hacia el mismo lugar en el centro que era un salón donde aplicaban maquillaje a modelos reconocidas y allí estaba una chica rubia malhumorada que solo escuchó su voz una vez, para la joven ya era ordinaria la visita de Araminta y el sentirse observada por el vidrio, la muchacha estadounidense no solo la observaba a ella sino que también al local como para animarse a entrar pero ella ya había trabajado con modelos y no era lo más hermoso que haya experimentado.
La morocha finalmente entró mientras sacaba de su mochila una hoja de papel, la única que notó su presencia fue la misma joven de siempre pero Araminta no le prestó atención, fue al mostrador donde había una mujer pelirroja limando sus uñas que estaba con su mirada en una revista leyendo los mejores métodos para conseguir un hombre, métodos que para Araminta eran los peores, la chica no sabía mucho de hombres pero sabía que ignorarlos no era un gran consejo o sí, conocía a hombres ajenos a lo usual.
-Hola, soy artista de maquillaje, vengo de América y estaba buscando trabajo, mi nombre es...-Dijo la chica pero se interrumpió a sí misma-¿Me está prestando atención?-La mujer levantó su vista y la analizó de arriba a abajo, Araminta estaba con un vestido azul y unas medias largas de color negro, llevaba su cabello atado en una trenza y un maquillaje ligero.
-Un gusto tenerte aquí pero no estamos en busca de nadie y solo...-Expresó la mujer con una sonrisa entumecida.
-Ay, señora Thompson ¿Por qué contrató a esta inútil? Mire mi maquillaje-Dijo una chica que tenía su cabeza envuelta con una toalla.
-Abruzzo ya es la tercera vez en la semana que recibimos quejas, estás despedida.
-Pero...-La rubia empezó a tartamudear-Está bonito.
-Estás despedida, la niña americana tomará tu lugar.
-Lo siento, ya no me interesa el trabajo, si es que me piensan tratar de esa manera-Dijo Araminta de manera cortante.
-Está bien, váyanse ambas de mi local, no las necesito, encontraré a alguien mejor.
Ambas muchachas hicieron caso a la señora Thompson y salieron del lugar, la joven Abruzzo estaba tratando de procesar lo que había pasado mientras que Araminta estaba observando los volantes que estaban en el vidrio eran varias ofertas de trabajo, ella reparó en una que decía Crane River/Mansión Park: trabajo para artista de maquillaje, debe trabajar con un niño, una niña y una anciana, buena paga y estadía en la mansión; a la morocha le llamó la atención ya que tenía un volante igual en la mochila, lo había visto hacía unos meses atrás.
