Prefacio

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Todos somos frágiles como el cristal, peligrosos e inestables como un huracán y fuertes como un tsunami. Todos somos una muestra de cada elemento en la naturaleza. Y es tu deber escoger que camino llevarás.

Yo elegí ser frágil. Tan frágil que sólo las fuerzas destructoras de los vientos contrarios de los hermanos Salvatore me arrastrarían a destruirme una y otra vez, ¿y para qué? Finalmente para destruirme sin ningún temor.

¿Vale la pena morir sin decir adiós, sacrificándote por un mortífero triángulo amoroso destructivo que me condenaría a destruirme? ¿Vale la pena que por lo que peleas, por lo que te sacrificas sea en vano y te termine matando? Para qué sirve que te quedas con ése entonces dices, "¿esto es lo correcto? ¿es bueno que mueran personas inocentes por mi elección?"

Y es en ése entonces cuando ya dejas de ser egoísta y ves la verdad frente a tí. Terminas destruyéndote.

EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora