Capítulo 8: Cosas en común

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Aquella mañana Scott iba de salida, presuroso, esta vez Cassius esperaba afuera. Tocó la bocina un par de veces.

Scott salió pitando y apenas entro al auto, arrancó la marcha. En el camino seguía pensando en aquella carta de la noche anterior. En como habían sucedido las cosas, trataba de buscar un sentido al hecho de no sentir que toda su relación había sido un engaño.

—¿Estás bien? —dijo Cassius mientras observaba por el rabillo del ojo a su copiloto.

—¿Ah? —respondió Scott dudoso con cierto despiste para luego recapacitar—. Sí, estoy bien no pasó nada.

—Anoche huiste sin decir nada, no seas idiota. ¿Qué pasó? —volvió a insistir Cassius mientras se detuvo en un semáforo en rojo.

—Que amigo más insistente me he buscado —declaró en voz irónica mientras golpeaba el hombro de Cassius de manera bromista.

—idiota, te golpearé y bajaré de mi auto si no me dices —gruñía mientras se golpeaban y forcejeaban en tono amistoso.

Un auto tocó la bocina para que siguieran, el semáforo estaba en verde. Continuaron su marcha, pero esta vez volvió el tono serio al interior del auto, a pesar de que Scott no quiso hablar su mejor amigo le recordó que siempre habían estado juntos para sus peores momentos; que no olvidara eso y cuando quisiera podía contarle. Él sabía que no era poca cosa, incluso sintió cierta sospecha sobre que se trataba; aunque eso solo lo pensó, Cassius sospechaba que tenía que ver con Grace.

Hoy era otro partido de fútbol, significaba un juego importante para Scott, se sentía mejor de las últimas semanas del accidente, y supuso que jugar le haría despejar su mente. Así que estaba indirectamente motivado. La hora del partido era las 6 P.M. así que tenía un día largo por delante, apenas estaban buscando a Mel a su casa. Aunque nada más salió su madre para decir que ya se había ido, le había llevado su padre. Un poco extraño para ser Mel. Ya tenían el hábito de irse juntos. De igual forma continuaron...

—¿Qué te parece la chica nueva? —cuestionó a Scott.

—Es maja, y ruda —pronunció mientras miraba sospechosamente a Cassius—. ¿Acaso te gusta?

—¿Qué? Nooo —respondió interrogativamente Cassius un poco alterado.

—Por supuesto que no —volvió a decir, esta vez de forma dubitativa—. Bueno sí, idiota; pero no te pongas a insinuar nada. Solo creo que me parece muy sexy, misteriosa pero interesante. —aclaró su garganta—. Digo, no he visto chicas golpear así a idiotas como el Evans.

—Tienes razón. —respondió riendo Scott.

Se echaron a reír de manera desenfadada. Y olvidaron el tema inicial. Parecía que la chica nueva había impresionado a Cassius con sus técnicas de lucha.

A los pocos minutos llegaron al campus, aparcaron el coche en el lugar habitual, y se echaron a andar por un jardín que daba a la entrada principal de la universidad, al tiempo que saludaban algunas compañeras de clase; este par era una especie de polos opuestos.

Uno solía usar chaquetas de cuero, en su auto siempre estaba sonando música Rock de los 80 y variadas. El porte de chico malo, que al hablar hacía expresar por si solo a su sentido del humor. Mientras Scott era más serio, centrado y con carisma; sabía llamar la atención no por querer hacerlo, sino por la naturaleza de su forma de ser.

Por los pasillos Mel los observó desde lejos, pero parecía estar evitando a Scott. Así que se escabulló como pudo a sus clases. Los chicos no la notaron aunque si le estaban buscando, por un lado, Cassius iba a sus clases de Mecánica y Scott a las de Electrónica, se pusieron de acuerdo para encontrarse más tarde en el almuerzo y se marcharon.

La chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora