•GGUKJIN ADAPTACIÓN•
❝Detrás de un buen alfa, hay un gran omega❞
Jeon Jungkook, un gran alfa y jefe de la mafia más poderosa en Corea y Estados Unidos de América, temible y respetado.
O sólo Googie, el alfa que está loco por el bonito y manipula...
Tomó con fuerza el cabello tintado del chico frente suyo y lo tiró para atrás, obligándolo a que lo mirase.
—¿Tienes idea de lo fastidioso que es esto? Sólo me haces perder el tiempo.
El peliverde tembló y con esfuerzo intentó hablar, fallando al momento de toser por su garganta seca.
Jeon gruñó y tiró más de aquellos verdes mechones, encontrándose un poco aburrido con la situación.
—P-por favor.
La súplica forzada del beta lo hizo rodar los ojos
—Esto es tu culpa, yo fui muy amable contigo, ¿no lo crees? Tuve piedad de ti, pero ya no puedo esperarte, mis socios y yo creemos que un año fue suficiente para pagar tu deuda.
El beta cerró los ojos con fuerzas.
—Sólo deme un poco más de tiempo, ya casi junto el dinero.
Jungkook lo pensó un poco, o al menos eso le hizo creer. Soltó el cabello del beta y se hizo para atras, sonrió cuando sacó el arma que mantenía guardada. El beta palideció.
Pero justo cuando estaba a punto de disparar una melodía algo graciosa lo detuvo. Jeongguk lo reconoció, era el tono de llamada que su omega se había colocado con la intención de avergonzar al gran alfa que todos temían, y lo logró, claro que sí lo hizo. Jungkook estaba muriendo de verguenza. ¡Estaba a punto de matar a alguien! Ese maldito y ridículo tono no daba para nada con la situación.
—¿Sí? —contestó, evitando sonar molesto.
—¿Así me saludas?
Jungkook no lo veía pero podía jurar que su omega estaba haciendo un bonito pucherito.
—Bonito, ahora mismo me encuentro ocupado.
—¿Dices que eso que estás haciendo es más importante que yo?
—Yo no dije eso.
—Lo hiciste —bufó—. Yo sólo quería desearle buenas noches a mi alfa.
Y el corazón del alfa se calentó mientras su sonrisa se hacía presente en sus labios. Seokjin lo volvía tonto.
—Buenas noches, bebé, nos veremos mañana.
—Espero que no mientas, ayer me dijiste lo mismo.
—Ya te lo expliqué, tuve un asunto de último momento.
—Bien, te creeré. Te amo, alfa.
Jungkook suspiró enamorado.
—Te amo, omega, duerme bien.
—Tú igual.
Y la llamada fue cortada por el mayor, dejando a un Jungkook sonriente, sonrisa la cual se borró al ver al beta delante suyo.
—Claro, tú, ¿en qué estábamos?
El beta parpadeó.
—¿E-en que iba a darme más tiempo?
Jungkook rió.
—Buen intento.
Y el gatillo fue jalado.
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