𝓜𝓸𝓽𝓱𝓮𝓻

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Al llegar a la cabaña, se encontró con la grata sorpresa de ver al rubio sentado en una mecedora de madera, justo al lado de la puerta de entrada, como si lo hubiera estado esperando

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Al llegar a la cabaña, se encontró con la grata sorpresa de ver al rubio sentado en una mecedora de madera, justo al lado de la puerta de entrada, como si lo hubiera estado esperando.

Paso de largo, yendo hacia un pequeño armario donde pudo encontrar una manta al parecer hecha a mano.

Sonrió y volvió donde el rubio, dispuesto a taparlo.

Más se detuvo al ver en sus manos un muñeco de trapo, su muñeco, el que creyó haber perdido el día que le hizo la broma al durmiente rubio.

- Que curioso... Tu lo tuviste todo este tiempo.

El peliverde dudo un poco, como si lo que estuviera por hacer fuera algo malo, decidiendo al final dejarle el muñeco al rubio.

- ¿Piensas volver a irte?...

De la sorpresa, Izuku casi se cae, mas se agarro a tiempo. Aunque valió la pena, pues pudo volver a escuchar la agradable risa que tanto disfruta.

- Iba a salir a buscar algo para comer, no es bueno que bajes de peso en pleno invierno, podrías enfermar.

- Estoy bien así.

No muy convencido, el mayor asintió. Soltando un suspiro cansado, se arrodilló, apoyando su cabeza en las piernas del joven príncipe. Las caricias en su cabello lo hicieron dormitar.

Las días pasaron volando, tan rápidos que Katsuki se sintió perdido. Vivir lejos de los lujos, en una simple cabaña, con una persona que lo dejaba ser libre, era simplemente maravilloso.

Una vida sencilla, tranquila, sin ninguna madre sobre protectora que pareciera querer encerrarlo en una burbuja hasta el punto de sentirse asfixiado.

Sin ninguna responsabilidad que cargar tan joven, mucho menos casarse con una joven de la que solo sabía su nombre.

Pero eso no era lo mejor, no, claro que no.

Lo mejor era Izuku, su acompañante.

Aquel, supuestamente, no tan viejo hombre que se topo de casualidad, siendo su salvavidas en todo momento.

La compañía de aquel hombre era lo mejor que alguna vez pudo tener. Cada día era mejor que el otro. Despertar al lado de aquel peliverde, pudiendo admirar la dulce sonrisa mañanera que suele regalarle, la cual marca sus hoyuelos.

Y para Izuku es lo mismo.

Agradece poder despertar y admirar a aquel angelical rubio durmiendo a su lado, con sus largas pestañas rubias, labios finos de un lindo color melocotón, y su rebelde cabellera rubia.

Aunque claro, eso no sucedió esa noche.

Algo, o mejor dicho, alguien, decidió creer que era buena idea interrumpir su sueño. Aún era temprano, muy temprano, el sol no se veía y el cielo seguía pintado de un color azul oscuro.

El mayor se levantó a regañadientes, molesto con aquella persona. Pensaba gritarle, realmente iba a hacerlo. Pero al final no pudo al reconocer aquel rostro y silueta.

Simplemente no pudo.

Se quedó ahí, quieto, como una estatua.

- Madre...

Mamá Inko hace su entrada

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Mamá Inko hace su entrada.
[inserte música épica]

Saben, no todo en esta historia saldrá mal. O sea, mantengan la esperanza, recen al de arriba... O al de abajo.

No se olviden de votar si les gustó el cap, y que tengan un lindo día✨.

Sin mas que decir, Bye Bye~°°°

𝔈𝔩 𝔓𝔯𝔦𝔫𝔠𝔦𝔭𝔢 𝔜 𝔈𝔩 𝔏𝔬𝔟𝔬 𝔏𝔩𝔬𝔯𝔬́𝔫Where stories live. Discover now