Capítulo 1

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Sus ágiles patas se movían con velocidad sobre el frío suelo mientras que sus pulmones ardían debido al esfuerzo. El aleteo de las alas a sus espaldas era cada vez más cercano provocando que el miedo inundará su cuerpo.

-Mierda, mierda- repetía en su cabeza.

Si tan solo pudiera volver a su forma original, si tan solo no hubiera aceptado el reto del imbécil de Blaise.

Esquivo con agilidad las raíces sobresalientes de un árbol y continuó colina arriba en dirección al castillo. Sus ojos se iluminaron cuando vio las murallas de la fortaleza cerca.

Atravesó la puerta principal escondiéndose en una de las esquinas distrayendo al águila que le perseguía. Se mantuvo durante varios minutos en el mismo lugar hasta observar que el viejo Flich alejaba al depredador de los alrededores.

Camino entre pequeños saltos permaneciendo oculto de la mirada de los demás alumnos, no era precisamente la típica mascota que un mago tendría. Llegar hasta su destino sería complicado y más encontrándose la mayoría de los habitantes del lugar recorriendo los alrededores.

Los cuadros a su alrededor le miraban con curiosidad, por suerte nadie se imaginaría nunca que su forma animaga era ese dulce conejito de color casi blanco. Corrió entre los intrincados pasillos que parecían no terminar nunca hasta una de las aulas vacías de las mazmorras, se encontraba cansado de tanto esfuerzo.

Durante segundos pensó mientras permitía descansar sus pequeñas patas, no estaba acostumbrado a hacer tanto ejercicio pero debía aprovechar aquella magnífica oportunidad. Cogiendo aire y mentalizandose volvió a salir corriendo esta vez rumbo a la torre de Griffindor acortando por uno de los tanto pasadizos de la zona de las serpientes.

Quizás hubiera sido mejor transformarse en otro tipo de animal que hubiera llamado más la atención de su objetivo pero no negaría que le gustaba su sedoso pelo nuevo y la sensación de suavidad por todo su cuerpo.

Aguardo junto al retrato de la dama gorda hasta que vio a Longbottom acercarse, su suerte no podía ser mejor. Se coló entre las piernas del joven y accedió a la cálida sala común. Se acurrucó junto a la chimenea y se permitió volver a descansar esta vez con el leve calor que emanaba junto a él, nunca volvería a subir escaleras con una estatura tan pequeña.

-¿Y este conejo?- pregunto una vez sobre él.

El animal levantó la cabeza y protesto con un leve quejido, Weasley equivocado.

-¿Un conejo?- intervino está vez Hermione mientras se ponía al lado de Ron- es la primera vez que veo uno en el castillo.

El pequeño sintió como el pelirrojo le cogía levemente entre sus brazos, el olor del omega era parecido al de los alfas que buscaba pero no el mismo. Con fuerza comenzó a revolverse en los brazos del joven en busca de su libertad.

-Mierda, estate quieto- protesto el Weasley.

-Dejalo Ron lo estás agobiando- hablo el único alfa del grupo.

El animal le dirigió una mirada de odio a Potter, no necesitaba que el maldito cara rajada saliera en su defensa.

El omega le soltó entre quejas en el suelo, momento que el animal aprovecho para salir corriendo no sin antes morder fuertemente el tobillo del joven. Empezó a subir por las escaleras entre pequeñas risas debido a las maldiciones y quejas del pelirrojo.

-Auch- se quejó levemente al golpearse la cara.

Levantó la mirada enfadado, después de dejar de masajear su adolorida nariz mordería al que le había golpeado incluso más fuerte que al Weasley.

-¿Un conejo?- pregunto la voz mientras le agarraba del cuello y lo levantaba sin cuidado-¿quién tiene un conejo?

El animal fue a protestar quedándose mudo, frente a él tenía los hermosos ojos azules que había buscado.

-Creo que está muerto- continuo Fred mientras le movía levemente- se ha quedado muy quiero de golpe.

El pequeño no podía creerlo, los alfas que inundaban sus pensamientos estaban justo frente a él y esta vez no había insultos o maldiciones de por medio.

-Es mono- dijo George mientras acariciaba sus largas orejas, si en esos momentos fuera humano parecería un tomate.

-George cuidado- llamó Hermione- muerde bastante.

Ambos alfas miraron a la joven que se acercaba junto a Harry y Ron, que llevaba uno de sus zapatos en las manos pues la herida del animal le dolía.

-Tranquilo- le dijo el pelirrojo mientras la acercaba en un agarre de hombros- esa monada es inofensiva.

El conejo se movió con rabia entre las manos de Fred, no quería a otra omega cerca de sus alfas, al menos no hasta que los hubiera reclamado como suyos.

-Pequeñajo te vas a hacer daño- intento tranquilizarlo el pelirrojo mientras lo abrazaba en su pecho.

-¿Sabéis de quién es?- pregunto George alejándose de la omega y volviendo a acariciar sus orejas.

-Nadie tiene este tipo de mascotas- hablo Harry- no al menos en el castillo.

-Puede que se colara en un descuido de Flich- dedujo Herminio mientras intentaba acariciarlo ganándose un mordisco-mierda, ¿por qué a vosotros no os muerde?

-Tiene buen gusto- afirmaron los gemelos a la vez.

-Entonces quedaroslo.

-Tienes razón hermanito- afirmó George- sin dejar de pasar sus dedos por el suave pelaje blanco del animal-¿ qué comen Hermione?

-Sobre todo verduras- explicó la morena- podemos llevarlo a las cocinas y darle varias para que pruebe, al menos para empezar.

Los jóvenes asintieron y salieron de la torre, los gemelos con una sonrisa en sus caras y el famoso trío dorado con miedo de acercarse al rabioso animal, como lo había bautizado Ron.

-¿A dónde van?- pregunto una voz a sus espaldas.

Los estudiantes se giraron encontrándose de frente a Severus Snape.

-Ibamos a las cocinas- empezó a hablar la omega.

-¿A qué?- continuo cuestionando el omega mayor.

-Nos hemos encontrado este conejo e íbamos a darle de comer.

Severus miró con la ceja alzada al pequeño animal que descansaba cómodamente bajo las atenciones de los gemelos. Suspiro con cansancio y extendió la mano.

-Dadmelo- ordenó.

-Es nuestro- protestaron los gemelos.

-La señorita Granger ha afirmado que se lo han encontrado en tal caso buscaré a su dueño, si este no aparece se lo devolveré.

Los pelirrojos protestaron y entregaron al animal entre pequeño gruñidos, no querían acabar castigados hasta el final de curso. El conejo los observó irse con tristeza y deseando morder al mayor.

-Creo que debemos hablar- le dijo al conejo- ¿no crees Draco?

El menor gimió, se había metido en un lío.

Little Bunny (Harry Potter)Where stories live. Discover now