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Acaricio mi barriga pensando en el ser que llevo dentro. Aún sigo internada en el hospital, me dan el alta por la tarde. Sonrío al ver a Gonzalo sentado, durmiendo en el sofá. Unos golpecitos en la puerta me sacan de mis pensamientos, se abre y aparece mi doctor.

- Olaya, buenas noticias. Te doy el alta ya.- sonrío, aunque mi interior esté dando botes.

La idea de estar entre 4 paredes, en un hospital no me gusta demasiado. Desde chiquitita he odiado los hospitales a muerte. Aún recuerdo las veces que he tenido que ir por caídas mayoritariamente.

El doctor deja el acta encima de la mesilla y abandona la habitación. Mi hermano sigue durmiendo como una marmota, y la cara que tenía el doctor al verle dormir era un poquito graciosa. Le zarandeo un poco para que se despierte de su quinto sueño.

- Ay dime que ha pasao'.- se remueve sobresaltado. Le lanzo una sonrisa tranquila y suelta todo el aire retenido. Estiro la mano hacia la mesilla y agarro el papel.

- Mira esto.- alzo el acta y dejo que lo coja para leerlo. Se le ilumina la cara, sabe de mi odio a esto.

- Menos mal por favor, así no tendré que dormir más en este incómodo sillón, bueno si a esto se le puede llamar sillón.- se estira y deja el papel en su sitio.- Oye, me llamó Pablo mientras dormías.- y me quedo de piedra con esas palabras.

- Y qué se cuenta?

- Eres consciente que le hablas como si fuese un completo desconocido, cuando en verdad sois pareja?

- No sabes ni de la misa a la mitad, y ahora no me apetece discutir. Me voy a vestir y nos vamos.

Y eso hago, nada más dar por finalizada la conversación me levanto a por mi ropa y me meto dentro del baño. Dejo caer lentamente la bata de hospital y puedo observar poquito la barriga.

Y es que desde pequeñita he soñado en ser madre, pero no tan joven. Ha sido un embarazo de penalti, como diría Pablo.

Me lavo la boca y salgo cuando estoy lista. Mi hermano está hablando con el doctor para darme el visto bueno. Pillo el bolso y saco el teléfono, varias llamadas y mensajes de Pablo y de mi grupito de amigas. Y sin pensármelo dos veces, le presiono al botón de llamar.

- Olaya?

- Qué querías Pablo? Me has llamado y escrito tanto que has aborrecido a mi móvil.- escucho una ligera risa.

- Quería pedir perdón. No sabía como reaccionar, se me echó el mundo encima. Pero no sabes la ilusión que me hace que seamos padres, te lo juro. Cuando me enteré, reaccioné mal, si. Y te pido perdón muchas veces.- su tono de súplica hace que me ablandezca, si es que no puedo ser dura con él.- También quiero saber cómo estás, bueno más bien cómo estáis.

- Pues yo perfectamente, me acaban de dar el alta y ya voy hacia casa.

- En cuanto llegues avísame que voy para allá, te quiero.- la garganta se me seca, y me quedo alucinada. Joder, me acaba de decir te quiero.

- Yo también Pablo. Hablamos luego.

Y así finalizo la llamada. Le he perdonado, porque no me puedo resistir a sus encantos.

Caminamos Gonzalo y yo hacia el exterior, me subo en el coche y ponemos rumbo a casa.

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- Me tropecé y me hice una brecha debajo del ojo izquierdo. La puta maceta del portal estaba en el medio y me la comí enterita. Y mientras tanto yo iba cantando la canción del Corte Inglés camino al hospital.- termino yo de contar.

Pablo y yo estamos haciendo una maratón de anécdotas. Estamos "normal" se podría decir. Lo hago para conocernos mejor, y veo que mis anécdotas las va apuntando en su libreta favorita de recuerdo. Me lo como.

- Una vez jugando a fútbol, me caí de boca en el césped por llevar los cordones desatados. Es una manía incontrolable, es que no sé atarme los cordones Olayita.- refunfuño al escuchar el mote y se ríe.

- Te voy a tener que enseñar tolai.

- No no, ya lo he intentado y tuve que cortar los cordones del nudo que se hicieron. Prefiero así.

- De acuerdo, pero como te comas el suelo de nuevo me voy a reír.- digo mientras me imagino si se cae, es de ser una cabrona pero es inevitable.

- Mira lo que he traído.- se levanta del sofá y a directo a la entrada. Venía con una bolsa de rafia y algo en su interior, que no me ha dejado ver. Trae todo y saca la cosa de la bolsa, y es una tarta. Pero no una tarta cualquiera, si no mi tarta favorita.

- AAAAAAAAY que te quiero yo.- le doy un besazo, me muero de la ilusión. Casi nadie sabe el sabor de mi tarta favorita, solo m familia. Y qué detallazo, por favor.- Cómo sabías que ese es mi sabor favorito?

- Tengo contactos querida.- dice mientras parte un cachito para mí y otro para él.

Mojo el dedo en la tarta y me lo chupo lentamente, se está aguantando las ganas de mirarme y su cara se está volviendo roja.

- Para de hacer eso que me pones malo Olaya.

- Que haga el qué?- me hago la inocente y se acerca hacia mi oído.

- Me pones muy cachondo, y como sigas así te llevo a la cama y te follo hasta que llegues más de 3 veces.- susurra.

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helouuu! actualizo después de varios días, y os comento que ya quedan poquitos capítulos para acabar💞

Efímero || Pablo GaviWhere stories live. Discover now