Capítulo 17: Storm clouds

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Angus giró bruscamente, haciéndome perder el control y dejando a Chimuelo a la cabeza. Gruñí en cuanto escuché la risa victoriosa de Hiccup, quien ahora me llevaba una distancia considerable.

-Vamos, Angus, no podemos dejar que ganen.- Susurré y mi caballo entendió inmediatamente la señal, acelerando su paso. Nuevamente estábamos a la misma distancia y yo sentía como la adrenalina corría por mis venas. Quería ganar. No podía permitir que Hiccup, un hombre de ciudad que no había montado un caballo en su vida, me ganara.

Lo sobrepasé en el último segundo, justo en cuanto cruzamos el primer árbol de manzanas. Tiré despacio las riendas de Angus para que se detuviera lentamente y luego me bajé de él de un salto. Hiccup hizo lo mismo y me miró con desdicha mientras yo gritaba de emoción y alzaba los brazos.

-¡Si! ¡En tu cara, Haddock!- Reí. Hiccup contenía las ganas de reírse, pero su semblante permanecía serio.- ¿Quien ganó? ¡Yo, Mérida Dunbroch, la mejor jinete de este lado del Oeste!-

-Presumida.- Murmuró Hiccup, a la vez que alzaba una ceja.

-¿Y qué? ¡Te gané! ¡Eres un perdedor!- Canturreaba yo. Lo estaba provocando, tampoco me importaba tanto ganarle. Entonces noté cómo Hiccup se acercaba a mí despacio y luego comenzaba a correr para alcanzarme. Yo volteé rápidamente y corrí en dirección al bosque de manzanas entre risas, para que él no lograra atraparme.

-¡Ven aquí!- Me gritaba Hiccup mientras reía, pero yo no me detuve. Como él siempre fue más veloz, me alcanzó luego de algo de distancia. Me tomó por el estómago y me obligó a frenar, mientras me hacía cosquillas.

-¡No! ¡S-suéltame!- Le ordenaba yo, entre carcajadas.- ¡B-basta!- Le rogaba, pero él me tumbó al suelo y se posicionó sobre mí. Con una mano sostenía mis brazos sobre mi cabeza y con la otra seguía torturándome con cosquillas.- ¡Hi-hicc!- Pedía, ya casi sin aire, pero sin cesar las risas.

-¡Di que soy el mejor!- Me ordenó, riendo.

-¿¡Qué!? ¡No!- Contesté y las cosquillas se intensificaron.- ¡Esta bien!- Grité, ya no podía más. Hiccup se detuvo para mirarme con intensidad. Su rostro estaba a centímetros del mío.- Eres el mejor.- Confesé, más calmada y respirando agitadamente.

A continuación, ambos nos brindamos una mirada cargada de amor. Él soltó mis brazos lentamente y yo los posicioné sobre sus hombros. ¿Cómo podía estar tan enamorada de él? Hiccup se acercó y me dio un ligero beso en los labios, el cual yo me vi obligada a intensificar. Abrí su boca con mi lengua para encontrar la suya y nuevamente se desarrolló aquella lucha por controlar a la otra. Él me rodeó con sus brazos y me ayudó a cambiar de posición, de manera que yo quedara con todo mi cuerpo sobre el suyo.

Lo tomé de la nuca y guié sus labios hacia donde a mí se me apetecía, mientras él ponía sus manos sobre mis glúteos marcados por aquel ajustando jean. Me separé un instante por oxígeno y Hiccup se dedicó a mi cuello, nuevamente haciéndome sentir todo tipo de sensaciones que expresaban deseo.

-Mérida.- Susurró él sobre mi cuello.- Me encantas, mi pequeña.- Volvió a hablar y todo mi cuerpo se estremeció.

-Hazme el amor.- Le pedí, con un susurro al oído. Sentí como sonreía y nuevamente me volteó para quedar sobre mí. Compartimos una mirada profunda y luego lo atraje para que me besara, ésta vez con más voracidad.

Su mano se deslizó hasta el botón de mi pantalón y lo desprendió sin piedad, para luego bajar el cierre sin rastro de duda. Mordí su labio mientras luchaba por desprenderle su camisa, pero era prácticamente imposible, puesto que temblaba como una hoja.

Hiccup bajó sus besos de mi labios para dedicarse a mi camisa. Un botón desprendido, un beso sobre mi piel desnuda; así hasta que se deshizo de la camisa por completo, dejándome únicamente en brasier. Cuando quiso apartarme de mi jean, un molesto sonido nos interrumpió. Era mi teléfono, el cuál había dejado caer del bolsillo de mi pantalón en cuanto Hiccup me tiró al suelo. Miré cómo la pantalla se iluminaba. Estaba preocupada. ¿Y si era mi madre?

-Dime que no estás pensando en contestar el teléfono.- Pidió Hiccup, mirándome con cierta molestia.

-Podría ser mamá.- Le rogué con mi mirada y el se reincorporó, molesto. Tomé mi camisa y me la puse, aunque sin abrochar los botones; y me desplacé hasta alcanzar mi móvil.- ¿Diga?- Pregunté, volviendo la vista hacia Hiccup, quien se acomodaba la camisa con el rostro fruncido.

-Mérida Dunbroch.- Habló una voz masculina.- Naciste en Escocia, pero tus padres se mudaron a Texas cuando cumpliste cinco. Desde entonces viviste allí, hasta hace menos de un año, cuando te mudaste a Nueva York.- Me quedé helada.- ¿Por qué no mencionaste que eras de la gran ciudad? Complicaste mi tarea de encontrarte.- Entonces lo entendí. Por el auricular su voz sonaba distinta, pero era claramente Jack Frost. Me volteé rápidamente, dándole la espalda a Hiccup. De ninguna forma debía enterarse que estaba al teléfono con aquel chico. Ese peliblanco que me había hecho soñar con sus besos.

-¿Quién demonios te dio mi número?- Pregunté molesta, aunque susurrando.

-Prometí encontrarte. ¿Recuerdas?- Casi podía oír la sonrisa presumida del albino.

-Quiero explicaciones.- Amenacé, con la voz firme.

-Y yo quiero verte.-

[Mericcup] Teach me how to LoveWhere stories live. Discover now