El sensei Lawrence ayudaba a Miguel con sus pies, así como lo había hecho esa vez, solo que esta vez, eran ejercicios.
—¡Ahí va! —grita Leah, lanzándole una pelota. Miguel la agarra y se queda parado.
—¿Qué esperas? Sigue. —le dice el sensei. Miguel le devuelve la pelota a Leah.
Miguel camina toda la tabla, sin ningún problema.
—¡Si! —grita y se abraza primero con el sensei, después con Leah, quien sonreía y estaba contenta por el logro de su mejor amigo.
El sensei Lawrence llevaba la silla de ruedas y la botó a la basura. Leah y Miguel sonrieron y asintieron.
Después de eso, Leah se fue a casa de su novio para poder ir a la escuela con él, además, porque allá tenía todas sus cosas.
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En la escuela.
Así como siempre, revisan las maletas al entrar. Miguel y Leah entraron juntos.
Todos le habían hecho una bienvenida a Miguel, le aplaudieron cuando lo vieron. Varias personas lo saludaron.
—El serpiente. —lo saluda Halcón.
—¡Hola! —hacen un saludo.
—Bienvenido, amigo.
—Me alegra verte. —Leah se para a lado de su novio y abraza el brazo del chico.
—¿Tienes piernas biónicas?
—No, son piernas humanas aburridas. —Leah ríe. En eso aprovecha Halcón y le roba un beso a Leah. Tan rápido para seguir hablando con Miguel.
—¿Si? ¿Puedes patear? Debes defender tu título. —le golpea el hombro. Ambos ríen. Leah se sintió feliz después de tanto tiempo. Ya necesitaba ver a los dos chicos juntos. Con ella, solo tres juntos en todas partes. Obvio también con Aisha, pero ella ya no está, así que solo los tres— Tienes que derrotarme.
—Pero primero debes pasar por encima de mí. —habla Leah, alzando una ceja.
—¿Acaso están contra mí? —dice él. Todos ríen.
—Cobra Kai está increíble.
—Justamente quería hablarte de eso.
Leah sabía que le iba a pedir que se cambie de dojo, y aunque ella le explicó que Halcón no iba a aceptar ya que está metido con John Kreese, Miguel se negó y quería hablar de ello.
Miguel también quería preguntarle con la chica, hacerla cambiar de opinión y esas cosas, pero eso es algo que Leah no sabía.
