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—No y entonces él me dijo, ay pues es que eres bien mamón, ni siquiera un faje me dejas contigo

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—No y entonces él me dijo, ay pues es que eres bien mamón, ni siquiera un faje me dejas contigo. Y que le digo, pues allá tengo muchas fajas, no se cuál te quede. Pero estúpido Baji me dijo que sólo pienso en cosas caras y no en él.

Chifuyu se estaba durmiendo, y bueno yo también.

—Ay Koko, yo que tú me encontraba un mejor chacal, ese tal Shinichiro está lindo, ve con él.

—¿Tú crees? Mhm, no sé, no me convence la verdad. —Hizo una mueca y se recargó en la cabecera de la cama.

—¿Y qué dices de South Terano? Ese chico si tiene buena estabilidad económica, podría comprarte hasta una casa para ti solito.

—Rinrin, yo no me fijo en la situación económica.

Ellos se quedaron callados pero después explotaron en risas, haciéndonos despertar a Chifuyu y a mi.

—¿Siguen aquí? No puede ser. —Se quejó Chifuyu bajándose un poco más en el sillón, para poder recargar su cabeza en mi hombro. —Me voy a echar una pestañita, si me jefecita habla le dices que ando jetón.

Chifuyu se abrazó a mi y se quedó dormido.

—¿Entonces que hago? —Koko hizo un puchero.

—Ya se te acabó tu tiempo, me toca. —Dijo Rindo. —Fijense que ando quedando con Souya, y es bien lindo, pero muy celosito para mí gusto.

—¿Y? ¿Eso que tiene que ver con que hay inflación en México?

—Inui, cállate plis.

—Bueno, la cosa es que también es bien tímido, y me encanta porque puedo hacerle de todo y él se va a dejar. Aunque no me agrada que su hermano quiera estar veinticuatro siete con el niño.

—No te preocupes, yo me encargo de mi chilaquil. —Habló sonriente Ran.

—Ajá, y bueno, el chiste es que la otra vez me dejó hacerle una mam...-

—¡Nana, te habla mamá! —Exclamó Wakasa golpeando la puerta como si no hubiera un mañana.

Chifuyu se levantó de malas, gruñendo y yendo hacia la puerta.

—¿Qué pitos quieres?

—Uy, ¿Y así quieres mi permiso para ser chavo de mi hermana? —Waka levantó las cejas como diciendo, mamaste.

—Oye Nana, ¿Qué van a querer de comer? —Me preguntó mamá.

—¿Qué quieres comer? —Le pregunté a Chifuyu mientras tomaba su mano. 

—Uhm, unos tacos si no es mucha molestia.

—Siempre es molestia contigo, pero no decimos nada porque eres el chacal de mi hermanita. —Dijo Waka y yo le di una patada en la espinilla. —¡Bruta!

—¿O sea cómo? ¿Vamos a comer tacos? —Cuestionó asqueado Ran. —Tipo... ¿Cómo por? Ni siquiera nos consultaste qué queremos, Nana, desde que estás con tu chacal ya ni siquiera nos preguntas que onda con nosotros.

—A ver ya se callan porque me tienen hasta la verdolaga, y ya se van quitando la puta papa del hocico, son unos putos adultos y parecen niñitos mimados. —Bramó Chifuyu y nosotros lo miramos sorprendidos. —Nada más por tener dinero ya se creen la mera verga y no es así.

Solté la mano de Chifuyu, y fruncí mi entrecejo.

—¿También piensas eso de mi? —Lo miré.

—Sabes que no, pero en buen pedo, ya me tienen hasta la madre de que me traten de la verga sólo por no ser de la alta sociedad como ustedes. Carajo, también soy una persona con sentimientos, no un pendejo caniche que pueden decirle de todo y sólo va a ladrar. Perdón Nana, pero ya no quiero estar aquí si tus amigos están aquí.

—¿O sea, la vas a poner a decidir sobre nosotros y tú? —Koko se rió con burla. —Es obvio que nos eligirá a nosotros, ¿Crees que escogería a un pobretón? Nosotros podemos darle el estatus que ella necesita, y...-

Chifuyu se rió sin gracia y entonces se fue.

—¡Chifuyu, espera!

—¡A mí no me dejas con la palabra en la boca, mendigo chacal igualado!

—¡Espera, por favor, no te vayas! —Le pedí a Chifuyu una vez bajamos de las escaleras, lo abracé por la espalda y comencé a llorar sin saber que hacer.

—¿Por qué no dices o haces algo cuando ellos me hablan así? —Preguntó sin moverse.

—Es que... —No dije nada más, escuché su suspiro y luego como tomaba mis manos.

—Hablamos después. —Dijo él, quitó mis manos de su torso y se fue.

Me solté a llorar viendo como cerraba la puerta y mucho más cuando se fue en su moto.

Mamá vino hasta mi y me abrazó, tratando de calmarme. No fue hasta que llegó Wakasa y literalmente sacó a los chicos, quienes ya no dijeron nada y simplemente se fueron.

Mamá y yo subimos a mi habitación, me acosté pero no dejé de llorar.

Me sentía tan estúpida por no haberlo defendido, pero es que simplemente no puedo entender cuando los chicos se pasan de listos con Chifuyu, siempre los he conocido así, pero no imaginaba que podían ser crueles con eso.

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you right [Tokyo Revengers]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt