XX

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—Pues esto será diferente a todo lo que hayas conocido...—Tomó un cigarro de la bolsa y expulsó el humo en mi cara.

Le pedí a Lilyan y Eve que se quedaran escondidas con un guiño.

Sin embargo, aquel cigarrillo duró muy poco debido a que uno de los piratas se lo apagó.

— ¿Los piratas son siempre tan divertidos? —les pregunté con un tono sarcástico—, todo el día con el ceño fruncido.

— ¡Ya cállate, imbécil! —Exclamó uno de ellos, el más gruñón de todos.

Luego de unas horas en altamar, comencé a escabullirme para investigar.

Entré a los camarotes de los piratas y descubrí marcas de garras en las paredes, incluyendo el licor y algunos cigarrillos.

—Qué raro, entonces todos son...—Mencioné en voz baja.

—Licántropos, o... lo que queda... —Escuché otra voz detrás de mí.

Aquel pirata gruñón me dio una patada, la cual me lanzó hacia la pared.

— ¡Desde el primer momento en que nos conocimos, no paras de hablar y ya me tienes hasta el culo!

Me levanté y antes de podernos golpear, la campana había sonado.

—La hora de la comida. —Decía aquel hombre mientras subíamos a la cubierta y luego al enorme comedor del capitán.

Todas las personas reunidas a la mesa tenían una expresión de seriedad y tristeza.

—¿Qué es lo que sucede? —Les pregunté a todos.

Me respondieron con un gesto de desagrado.

—¿Por qué perdieron su felicidad?

Volví a preguntar mientras observaba una pequeña bodega cerrada cubierta por dos estandartes distintos, uno encima de otro.

Aparté el estandarte de las Sirenas de Plata, dejando ver una bandera pirata dañada.

—Nos obligaron, somos licántropos, y no tenemos derecho de elegir lo que queremos hacer sin que esa puta mujer nos vigile las espalda.

Me comentó el capitán, envuelto por las sombras de la oscuridad.

—La pregunta que les hago, ¿no les gustaría ser quienes son realmente? —Les pregunté.

—¿A qué te refieres?

Preguntó aquel capitán, inclinándose un poco de su silla y fumando un cigarrillo.

—¿Por qué no nos ayudan a mi hija y amiga a combatirlos de vuelta?, ¡que las sirenas de plata sepan lo que es pisar el suelo! —Exclamé con optimismo.

—¿Cómo lo vamos a hacer?, tienen demasiada potencia...—Decía uno de los marinos.

— ¡Ellos deben saber que han vuelto al juego, no dejen que nuestra libertad se pierda, así como el polvo, son salvadores de nosotros mismos!

Me pronuncié frente a ellos.

—Yo, fui una de ellas, pero me arrepiento por completo y Brian, aquí presente me hizo comprender mi error...

Todos los piratas sacaron sus armas, sin embargo, les pedí que la escucharan.

—Él me enseñó que hay cosas buenas y malas, pero también aprendí a vivir con ellas, y ser mejor cada día, ahora nuestro destino depende de todos nosotros, esos cazadores quieren esclavizarnos...—Mostró sus alas.

—Quizá es una vampira, pero debemos unirnos más que nunca, así que, ¿Quién me acompaña para hacer un completo motín! —Pregunté con todas mis fuerzas mientras me acercaba a los estandartes.

Una gran historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora