Cap. 4

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-todos los ángeles están atados al contrato de Raziel, si se puede llamar así, nosotros somos su sangre.

-claro, entonces ¿Por qué no sufre cuando uno de nosotros muere?

-no lo sé, Jessie, pero nunca había oído de un ángel llamado Fénix, es algo imprudente crear nuevos ángeles

-no es nuevo, Jonathan Morgenstern sabe quién es –susurro con desesperación-

-venga, Jessie, tu padre te debe estar buscando, vamos –le dijo Dylan- después hablaremos de esto.

Ambos chicos caminaron por los pasillos del Instituto hacia el cuarto de la tía de Jessamine. Isabelle Lightwood. Dylan solo guiaba a la chica pensando en lo que le había mencionado.

Jessamine estaba en silencio mientras se concentraba en el dolor que le invadía la espalda, era imposible que sus alas aparecieran nada mas así. Nunca pasaba eso, ella las controlaba. En ese momento el dolor era demasiado y cayó de rodillas al suelo mientras se retorcía y Dylan la ayudaba.

-¿Jessie? ¿Qué pasa? –le pregunto asustado-

-mi…s a…las… -sintió el horrible dolor en la espalda y no la dejo continuar-

Un grito ahogado salió de su boca, nunca había sufrido tanto porque sus alas salieran, algo malo estaba pasando y ella estaba sufriendo por eso. Dylan no sabía qué hacer. Nunca había estado con un arcángel. Muchas voces se escucharon por los pasillos, algunos pasos a lo lejos y de pronto su padre estaba a su lado.

Cuando Alec le intento tocar el brazo este se comenzó a quemar y Jessamine soltó otro grito. Jace se acercó también para ayudarla pero sucedió lo mismo que cuando su padre la tocó. Nadie más quiso intentar tocarla por si algo ocurría. Magnus intento usar la magia para curarla o mínimo dormirla pero no pudo. Algo impedía que la sanara y solo hizo que sintiera más dolor del que alguna vez pudo sentir en su vida.

Dylan no pudo soportar todo el dolor que ella estaba sufriendo, la tomo del brazo y nada sucedió, la cargo y comenzó a correr a una de las habitaciones mientras  Alec e Isabelle llamaban a los hermanos silenciosos.

Cuando entro a la habitación la deposito en la cama con cuidado, pero ella volvió a gritar cuando su espalda toco la cama, estaba sangrando.

Dylan la puso boca abajo para que no doliera tanto y corrió al baño por una toalla húmeda, cuando la tuvo en sus manos la puso en su espalda y ella grito más fuerte.

Un resplandor invadió el cuarto. Era tan segador que Dylan no pudo ver nada. Ocho segundos después, el resplandor se fue. Había una chica ahí. Era hermosa y tenía un vestido blanco que le encajaba perfectamente.

Ella miro a la chica recostada en la cama que estaba sufriendo. Se acercó a ella y le toco la espalda. Un momento después Jessamine se dejó de retorcer y se quedó completamente quieta.

Dylan creyó que la había matado.

-¿Qué le hiciste?

-nada –la voz de aquella chica era melodiosa que daban ganas de nunca dejar de escucharla-

Jessamine se levantó de la cama con un salto y de su espalda salieron un par de alas de color dorado, eran hermosas, la chica de vestido la miro con una sonrisa tierna y le deposito un beso en la frente de Jessamine.

Ella solo le sonrió y susurro un gracias Fénix. Era cierto, si existía un ángel con ese nombre.

El ángel solo miro a Dylan con una sonrisa y desapareció, dejándolo en estado de shock.

La hija de Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora