capítulo 7

2K 106 2
                                    

-¿Eso es todo lo que descubriste de Kazimir Morgenstern? –Pregunto Taylor después de procesar todo lo que le había contado-

-Eso es todo lo que se sabe de él –le conteste dándole con la mano en la nuca- Ni siquiera su tío sabe mucho sobre él, solo cosas básicas –comente mientras caminábamos por el desagüe- y si él no sabe, dudo que otra persona sepa más.

-¿Qué tal tu tía?

-Ella jamás me lo diría, tal vez Magnus sepa algo más de Kaz, pero no me quera decir nada, me dijo que me alejara de él, lo cual es imposible ya que solo lo he visto en sueños, nunca en persona.

-Recuérdame una cosa, ¿Por qué seguimos investigando sobre él si ya te dijeron que te alejes de él?

-Pues porque quiero respuestas y eres mi mejor amigo por lo que te deja en la obligación de ayudarme –conteste mientras veía una luz cerca- prepárate, estamos por llegar.

Tay y yo seguimos caminando hasta la luz blanca, casi al llegar se escucharon gruñidos y algo cayendo y si ponías atención, algo rompiéndose. Nos acercamos mucho más y por fin vimos a nuestra presa. Demonios dragón, mi padre me conto sobre ellos y decidí venir a ver si seguían con vida, y aquí los tenia, 6 horribles demonios con forma de dragón, que estaban devorando lo que parecía un mundano. Tay y yo nos acercamos he hicimos un poco de ruido para atraer solo a uno. Cuando estuvo cerca, salte sobre él y le encaje el cuchillo serafín que tenía en la mano y con un chasquido, murió.

-Creí que como los había contado mi padre, serían más difíciles de matar –dije con diversión-

-Opino lo mismo –me contesto Taylor dándome la razón- salgamos de aquí, antes de que sus amigos se den cuenta que algo está mal.

Caminamos de regreso a la civilización, nos tardamos aproximadamente, 20 minutos en caminar por los desagües. Era repugnante lo que te podías encontrar ahí abajo.

Taylor me acompaño hasta mi casa, como era de esperar, ya que era de noche y él podía salir a cualquier lugar. Cuando llegamos vimos a Magnus y a mi padre afuera del departamento y se veía que estaban entre molestos y asustados.

-¡Jessamine Alexandra! –rugió mi padre- tienes 1 minuto para explicarme ¿Dónde estabas?

-Estaba con Tay

-Entra a casa, Jessamine –me dijo Magnus cautelosamente- por favor

-Claro. Adiós Tay –dije dándole un beso en la mejilla, haciendo que mi padre soltara un gruñido-.

Entre a el departamento y detrás de mi entro Magnus y mi padre. Magnus me observaba con cautela, pero Alec con demasiado enojo.

-Tienes prohibido salir del departamento sin avisar, Jessamine Lightwood –me soltó mi padre.

-¿Qué? ¿Por qué? Jamás me habían hecho esto, ¿Por qué ahora sí? –le conteste molesta.

-Ya basta, Jessamine, no saldrás

-¿Ni para ir al instituto? –pregunte haciendo la inocente.

-Menos para ir al instituto. Tienes prohibido ir sola. Más bien tienes prohibido ir.

-¿Qué? –Dije ahogándome con las palabras- ¿Por qué? ¿Qué está pasando?

-Nada –me contesto molesto.

-Es injusto –grite mientras salía molesta del departamento y escuchaba los gritos de mi padre y de Magnus detrás de mí.

Comencé a arrojar cosas por todos lados hasta que mire unos rayos rojos y una neblina que envolvía la calle. Algo andaba mal, saque mi cuchillo serafín que era la única arma que no deje en casa. Comencé a adentrarme en la niebla para saber qué era lo que la estaba ocasionando. Cuando estuve en el medio de la niebla vi una chica. ¿Una chica estaba ocasionando esto? Quería sacar mis alas y matarla, pero tal vez huyera.

La chica no me vio pero comenzó a lanzar chispas, lo cual me dio cierto miedo, pero no el suficiente. Hasta que un rayo cayó en mí, sentí que esa mierda me quemaba por completo y comencé a gritar. La chica se dio cuenta del error que había cometido y corrió a ayudarme. Vi como Magnus y mi padre salían del departamento apresurados y corrían hacia donde estábamos la chica y yo.

-¿Qué le paso? –pregunto Magnus apresurado-

-Un demonio la ataco –contesto la chica bajando la cabeza, mientras Magnus estaba a punto de usar su magia para salvarme la chica lo detuvo- Tu magia solo hará que el fuego la consuma más, tenemos que llevarla al instituto.

-¿Eres una Nefilim?

-Sí, hay que movernos...

Y después todo se volvió negro.

La hija de Alec LightwoodOnde histórias criam vida. Descubra agora