2. Familia Adler

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Yo no había nacido en una cuna de oro, ni menos con una cuchara de plata o de oro como les dicen a esos jóvenes que nacen con familias adineradas. Mis padres no tenían dinero, éramos de clase baja y lo sigo siendo. La casa es un detalle menor.

Antes vivíamos en un barrio que se escuchaban los autos pasar, los niños gritar mientras jugaban con otros niños del vecindario. Las madres gritando que no crucen la calle sin mirar a los dos lados, las personas mayores viniendo de comprar en un mercado central. Mi ex barrio en Londres era más en el centro, veías a las personas pasar, cuando venían del trabajo y al llegar a sus casas.

Nunca me había quejado de la estabilidad económica. Era feliz con mis padres. Tenía mi propia habitación, tal vez no como las habitaciones de las adolescentes cuando yo tenía catorce años, para mí era suficiente con tener un espacio para mi sola. Era tan feliz con tan poco.

Mi padre conoció a una familia en su trabajo. Nunca entendí que tipo de trabajos hacía, pero algo si sabía, es que no era nada bueno, todo era ilegal. Nunca le preguntaba a mi madre por miedo en saber su respuesta, y al parecer ella tampoco no le agradaba esa idea de que se estaban metiendo en un lugar que no iban a salir nunca. Papá se encegueció con el dinero que les daba la empresa de esa familia, llegaba de trabajar de lunes a lunes, procuraba tener un traje diferente cada día. Yo sabía que él lo único que quería, era sacarnos de la pobreza y sobre todo darle un buen hogar a Emanuel.

Llegaron a ese momento de discutir por todo. Papá llegaba demasiado tarde, borracho y olía a tabaco: nunca en su vida había fumado hasta que se relacionó con esa familia. Mamá lloraba en su habitación preocupada por si él llegaba a casa, lo llamaba tantas veces que él nunca contestaba. Recuerdo que un día llego emocionado porque había conseguido un buen puesto de trabajo en esa empresa de su "amigo". Solo paso un mes que él nos llevó en su auto nuevo, a este barrio privado en Londres, un pequeño lugar llamado Chelsea. No sabía de ese tal lugar, ni menos mamá y cuando llegamos nos encontramos con esta casa. Le mostro los papeles a mi madre, ella no pudo evitar su emoción, yo también estaba emocionada por tener una nueva casa, y porque cuando entre me di cuenta que era más grande que nuestra vieja casa.

Tenía habitaciones propios: matrimonial, una habitación para Emanuel y para mí. Las demás eran para invitados, había baños en cada habitación. Una cocina enorme que podías moverte sin tener que chocarte con nada. Una sala de estar con tanto espacio para poner un enorme sofá. El patio trasero tenía una piscina que cuando llegamos había unos hombres trabajando ahí dentro para repararlo.

Solo había pasado cinco meses cuando unos policías llegaron a la puerta de la nueva casa. Sus expresiones no daban esa impresión que venían con una buena noticia. Cuando un oficial llega a tu casa, se quita su gorro de su uniforme y te mira con una expresión triste, es porque te dará la peor noticia de tu vida.

- Lamento decirle que su madre Millie Bardot y su padre Tom Everdeen Bardot fueron asesinados y encontrados en un descampado dentro de una bolsa consorcio.

Esas palabras fueron como meterme un cuchillo dentro de mi corazón. Como si me tiraran un balde de agua fría.

Mi hermano menor sabía que nuestros padres no estaban. Sobre todo mi madre quien estaba siempre a su lado, dándole cariño, hablándole aunque él nunca le respondía ni tampoco le prestaba atención, jugaba en una alfombra y le cantaba canciones infantiles. Tuve crecer mentalmente para poder estar a su lado, no quise que nos mandaran a esos reformatorios, ni nada de eso. Se había hecho cargo por un momento Esteban Stoll cuando cumplí los dieciocho años, se había ido después de mi cumpleaños. Pero me prometió que siempre estaría cuando lo necesitara, y sobre todo si algo malo le pasaba a Emanuel.

Aunque viva en esta casa. No tengo un dinero asegurado, ese dinero era ilegal que obtenían mis padres y ellos lo sabían. No sé cuándo, ni como, mamá también se unió a esa empresa. Pero si recuerdo las veces que salía muy bien vestida, maquillada y con tacones altos. Pasamos de ser una familia común y feliz, a ser una familia con secretos, y terminaron asesinados por esas personas. Nunca quise investigar, ni tampoco quise preguntar a los oficiales, solamente acepte que mis padres fueron asesinados, yo era consciente de que ellos estaban metidos en un lugar en el que no debían estar.

Sin Control [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora