Capitulo 96

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Miranda: ¿y a mí no me trajeron nada?

Alicia: este chocolate.

Regina: pero para mañana.

Miranda: pero Mamita...

Daniel: tu mama tiene razón es un poco tarde para comer dulces, además te comiste un enorme helado de chocolate, así que por hoy ya fue suficiente.

Miranda: ¿un pedacito?

Daniel y Regina se miraron y al mismo tiempo negaron con la cabeza.

Lorenza: ustedes deberían ir a descansar, yo puedo quedarme esta noche con la niña.

Alicia: yo también.

Regina: no es necesario yo lo hare.

Daniel: yo igual me quedare.

Alicia: ¿y tu trabajo mi amor?

Daniel: ya hablé con mi jefe, entendió la situación, de hecho, me traje algo de trabajo así que podre trabajar y estar al mismo tiempo con mi hija.

Lorenza: Ximena es una buena mujer, sé que estará satisfecha con tu trabajo.

Regina; ¿me perdí de algo?

Lorenza: Daniel trabaja con Ximena viuda de Romero el de la pequeña constructora que a veces se alía con la nuestra.

Daniel: espero que no te moleste, tu mama me ofreció su ayuda y yo la acepte, no quiero que nada le falte a Miranda.

Regina: lo que mi papa te hizo fue injusto, no tenía derecho a correrte de esa manera, no después de que la constructora empezó a marchar mejor desde tu llegada, fue muy poco profesional.

Lorenza: estoy de acuerdo por eso ayude a Daniel, tu papa se va a arrepentir de perder tan buen elemento.

Alicia: gracias por lo que hizo por mi hijo.

Lorenza: no tiene nada que agradecer, es un buen hombre además es el papa de mi nieta, bueno yo me retiro, mañana vendré muy temprano.

Alicia: ¿puedo irme con usted?

Lorenza: por supuesto.

Alicia y Lorenza se despidieron de sus hijos y nieta.

Ya estaba cayendo la noche, la enfermera regreso a la habitación de Arturo.

Enfermera: ¿ya vine, y su esposa?

Arturo: se fue a dormir a nuestra casa, esta cansada de las incomodidades aquí.

Enfermera: lo siento.

Arturo: no se preocupe, no me importa, además así puedo salir más fácil de la habitación sin tener que darle una explicación.

Enfermera: lo voy a ayudar a subirse a la silla de ruedas.

Arturo: ¿silla de ruedas? Pero yo puedo caminar.

Enfermera: si, pero tengo que justificar el sacarlo de la habitación, mi turno está por terminar.

Arturo: está bien.

Enfermera: pero antes en lo que quedamos.

Arturo saco su billetera y le dio algo de dinero que ella guardo sigilosamente.

Daniel y Regina le dieron de cenar a su hija, le leyeron un cuento hasta que ella se quedó profundamente dormida.

Regina se puso a leer y Daniel a trabajar en su computadora, parecía que ambos trataban de evitar hablar.

Daniel se levantó.

Daniel: ¿voy a buscar un poco de agua, quieres algo?

Regina: no, gracias.

Daniel: bien, no tardo.

Daniel salió de la habitación, Arturo lo vio a lo lejos y cubrió su cara para no ser visto.

Enfermera: es aquella puerta- dijo señalando la habitación de Miranda-

Arturo: bien, ya regreso.

Daniel camino hasta una maquinita de sodas y pago por una botella de agua.

Tocaron a la puerta del departamento de Sofia.

Sofia: ¿Qué haces aquí?

Gabriel: vine a hablar contigo.

Sofia: ¿vienes a terminar de regañarme por lo que paso entre mi hermana y tu amigo?

Gabriel: No, vine a que hablemos como los padres de un hijo que viene en camino.

Sofia: ¿Todavía Quieres ser parte de la vida de mi hijo?

Gabriel: jamás he renunciado a eso, sabes que cuentas con mi apoyo, yo quiero lo mejor para el.

Sofia: ¿y que va a pasar con nosotros?

Arturo se acercó silenciosamente a la habitación de Miranda, desde la puerta podía ver a la niña dormida y a Regina muy concentrada en un libro.

Arturo: ¡Regina!

Regina se sobresaltó un poco, dejo el libro de lado y busco aquella voz a su alrededor.

Regina: ¿tu otra vez?

EL GIRO DE LA VENGANZAOù les histoires vivent. Découvrez maintenant