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1️⃣🔹✎❁ ༉‧ 𝓣𝓸𝓶á𝓷𝓭𝓸𝓼𝓮 𝓭𝓮 𝓵𝓪𝓼 𝓶𝓪𝓷𝓸𝓼 ♡*.✧

Wen JunHui y Lee Chan amaban el paisaje, la tranquilidad, el agua cristalina, y demás bellas experiencias que las escapadas les brindaba.

Desde que se habían tomado una semana libres de asuntos laborales planearon ir a las aguas tranquilas de, esta vez para salir de la monotonía, una Isla, pero no cualquier Isla, sino una que está ubicada en Japón, llamada Isla Miyako, que era muy popular entre los turistas coreanos, tanto así que sus mismos amigos se la habían recomendado para que fueran a vacacionar a bellísimo lugar y crear así nuevas experiencias.

Ellos no se tachaban de ser millonarios, pero sí tenían un sustento bastante elevado; siendo dueños de una prestigiosa academia de danza podrían darse el lujo de viajar y despejarse de su vida diaria, al menos por algunos días, en lo que pausaban las actividades del establecimiento.

-Oh, hyung, estoy tan emocionado de que Seungcheol hyung nos haya recomendado este paraíso para ir a vacacionar, gracias a que fueron junto con Jihoon hyung- replicaba el menor a su socio y pareja de hacía ya tres años, Jun, quien estaba frente al computador comprando los pasajes para el vuelo hacia Japón.

-Lo sé mi amor y amo ver esa sonrisa plasmada en tu bello rostro. Prometo que van a ser las mejores vacaciones de todas, borrando de nuestras mentes la primera donde nos perdimos en el bosque y tuvimos que alimentarnos de plátanos hasta que logramos salir de allí- recordaba el mayor, soltando una carcajada por tal insistente pasado.

-Y lo más gracioso es que parecías un mono comiendo con desesperación esa fruta- recibiendo un leve empujón, entre risas, en el hombro, el castaño se abrazó desde atrás al cuello del pelirrubio quien, besando la mejilla del bajito, siguió tecleando en la máquina en frente suyo.

Luego de haber sacado los pasajes para el avión y hotel, llevando su asiento de ruedas hacia atrás, y sin lastimar, desvió su mirada con la del pequeño y, palmeando sus piernas con ambas manos, hizo que el coreano se sentara con ambas piernas a los lados del asiento giratorio en el regazo del chino, quien teniéndolo en esa posición, colocó sus manos alrededor de su diminuta cintura, mientras que el menor colocaba sus brazos alrededor del cuello del mayor.

-El vuelo sale mañana por la mañana. Tendremos unas quince horas de viaje, así que estaríamos llegando en la noche- replicaba el rubio haciendo una pausa para besar fugazmente los labios del menor y siguió platicándole del viaje, no sin antes recibir otro pico por parte del contrario.

-Reservé un hotel de cuatro estrellas. Sé que te encantará. Está ubicado en frente del lugar. No te lo voy a enseñar, ya que prefiero ver tu carita con ojitos brillantes de la gran sorpresa que te vas a llevar, amor mío.

Tomando al castaño de la cintura, se levantó de la silla de escritorio haciendo que este se aferrara con piernas y brazos a su torso, depositándolo con delicadeza en el centro de la cama. Apoyándose con los brazos a cada lado de la cabeza del bajito, se inclinó para posar sus belfos con los rosados del menor, quien apretando sus delicados labios para aguantar la risa, se escabulló lentamente hacia abajo, dejando en su lugar una almohada que atrajo tomándola desde arriba. Al bajar y escapar del mayor, el cual al darse cuenta de que tenía el rostro apoyado en una esponjosa almohada, fulminó con la mirada al castaño luego de incorporarse rápidamente levantándose del lugar.

El menor, no pudiendo aguantar más, soltó una gran carcajada tomándose el estómago con las manos.

-D-Deberías haber visto tu c-cara besando la almohada. Fue épico, Jun h-hyung. Ah, qué d-divertido. Jeonghan hyung tenía razón en hacerte la b-broma- y frenado después de unos largos segundos pudo relajarse de tal risotada.

-Claro, Jeonghan hyung: me lo debería haber imaginado. Pero esto no va a quedar así, pequeño diablillo. Ven aquí- y levantándose de su sitio en la cama, fue tras el menor quien, alarmado, quiso encerrarse en el baño; sin embargo, antes de que pudiese tomar el pomo de la puerta, fue cargado y depositado nuevamente en la cama, apresado con los brazos arriba de la cabeza, y las manos del pelirrubio sosteniéndolo, recibió muchos besos cortos en todo su rostro.