HOLY REVIVAL ✵ STEVE ROGERS

𝟮𝟯. ❛ MALOS RECUERDOS. ❜

Su cabeza estaba por explotar. No tenía espacio para pensar. El día anterior no tenía sentido pensar en la posibilidad de la muerte de un amigo, ni mucho menos, la reaparición de entre los muertos de su hermano mayor. Tenía una cortina de humo, pues no estaba dispuesta a expresar que Andrew estaba vivo, no le diría a nadie. La tomarían por loca, y estaba preocupada por el hecho de que ambas cosas habían sucedido exactamente al mismo tiempo. ¿Por qué el fantasma de su hermano se apareció justo cuando el apartamento de Steve fue atacado? Le repudiaba la idea de pensar que podía tener algo que ver, pero no se arriesgaría.

¿Qué estás haciendo, Andrew?

—¿A quién estabas buscando? —escucha de repente la voz de Steve.

La castaña alzó la mirada. Llevaban horas, sentados en la sala de espera, con agentes de S.H.I.E.L.D. yendo y viniendo por todo el piso del hospital en donde se encontraban. Natasha se había levantado para ir por un café, y estaban considerablemente solos. No se habían dirigido la palabra, pues nadie tenía ningún ánimo de charlar, acerca de nada.

Y Steve parecía haber escuchado sus pensamientos.

—Miré al tirador. Pensé que había saltado, pero desapareció —formuló en seguida—. Era muy rápido.

El rubio la miró con cierta duda. No podía ignorar las últimas palabras de Nick, pero le costaba trabajo creer que ella pudiera ser una persona en la que no debía confiar. Era su June, le confiaría su vida. Siempre estaba a su lado, pero no se engañaría a sí mismo, pues no podía evitar tener una pizca de duda, incluso con ella. Era imposible no tenerla, la persona quien le advirtió aquello, estaba muerta.

—Deberíamos hacer llamadas. Nick... él nos unió. A todos —murmura—. A nosotros.

La pelirroja se aparece en la sala de espera, con un vaso de café sobre sus manos, estaba cansada y también con el corazón hecho pedazos. Tomó asiento, no demasiado cerca del par. Se preguntaba qué estaba haciendo Fury en el edificio en donde vivían y por qué ellos dos, siendo la clase de súper humanos que eran, no pudieron evitar que las balas atravesaran su cuerpo. Cualquiera de los dos pudo ponerse frente a él y salvarlo.

Un doctor, con una bata impecable, blanca, se aparece casi al mismo tiempo.

—Hola —los saluda, con un tono de voz comprensivo—. ¿Desean verlo? —cuestiona.

Romanoff no esperó más indicaciones para dejar sobre una mesa el café que acababa de comprar. El doctor le indicó hacia dónde debía ir, y los dos superhéroes sentados también se pusieron de pie, para seguirla.

Al final del pasillo, logró ver a algunos integrantes del grupo STRIKE, todos armados y seguramente esperando indicaciones de su superior. Entre eso, June inmediatamente logró sentir la mirada de su líder sobre ella, Rumlow miraba sus ojos como si estuviese viendo a alguien más. Eso la inquietó, pero no dejó que la intimidara, no se daba cuenta de que ella y el Capitán parecían muy sospechosos por ser los últimos en ver a Nick, o al menos, los que estaban más cerca.

Maria Hill estaba ya presente, en la habitación. El cuerpo casi por completo cubierto de su antiguo jefe estaba tendido sobre la mesa, el silencio la hizo sentir asustada, le era imposible no sentirse nerviosa. Primero había sido Charlie, internada en el hospital después de haberse metido en problemas una vez más con Tony, eso la espantó mucho, pero pronto estuvo fuera de peligro. La situación era completamente diferente. No era preocupación lo que sentía, era una fuerte impotencia.

Despierta, Andrew está vivo.

—Tengo que llevármelo.

Después de varios minutos, la voz de Maria Hill atrajo la atención del par, pero Natasha estaba sumergida en sus propios pensamientos mientras parecía estarse despidiendo de Nick... del cuerpo de Nick.

Al mismo tiempo, todos los que pudieron ver a June, se habían percatado de que la mujer no tenía color en la piel, y que su mirada parecía perdida, definitivamente su mente estaba en otro lugar. Pero ni tantos años bajo el riguroso y despiadado entrenamiento que la habían convertido en la mujer que era, podían hacer que lograra mantener la calma. Su cabeza estaba hecha un lío, si no gritaba en ese momento era por lo que estaba sucediendo con Nick, que ya era demasiado. No había sido una gota que derramó el vaso, literalmente se estaba ahogando.

Su corazón estaba latiendo un poco más rápido de lo normal, podía sentirlo. Estaba un poco incrédula, incluso. Se cuestionó si realmente había visto lo que había visto, porque las cosas habían pasado demasiado rápido, pero estaba aterrada por la forma en que él hombre la había mirado, como si estuviera feliz de finalmente verla. Eso le daba náuseas. El hombre la había dejado tirada en el suelo mientras un tirador misterioso había asesinado a Nick.

Era demasiada casualidad.

June se extrañó cuando logró sentir una muy rara incomodidad en su estómago, lo que la puso algo ansiosa. Miró a sus costados, intentando respirar de una forma que lograra satisfacer a sus pulmones, pero le estaba siendo imposible. La castaña sintió una especie de reflujo elevándose sobre su pecho, hasta su garganta. Frunció el ceño ante esto, pero lo reconoció en seguida. Así que no podía seguir en esa habitación, tenía que correr al baño.

Abandonó el lugar, poniendo una de sus manos sobre su boca para evitar que ocurriera un accidente a medio pasillo. Por suerte, los sanitarios estaban muy cerca, así que logró expulsar todo el vómito dentro de un retrete. Logró escuchar que Steve estaba afuera de los baños, llamándola. Eso solamente la hizo sentir peor. No disfrutaba mentirle, ni mucho menos disfrutaba vomitar
como si fuese una niña enferma. Como casi nunca, también logró sentirse un poco débil. No tenía sentido, pero lo que June no sabía, era que, incluso siendo media celestial, todavía podía sentir ansiedad.

¿Cómo no hacerlo? Si un fantasma acababa de regresar, y un amigo acababa de irse.

Se levantó del piso del baño. Se limpió la boca y evitó mirarse al espejo para no sentirse peor. Seguido de eso, abrió la puerta de los sanitarios, encontrándose con el equipo STRIKE a unos pocos metros, atentos a ella. Steve también estaba esperándola.

La castaña se recargó en la pared, intentando comprobar si eso podía hacer que se relajara un poco.

—June, ¿estás bien? —cuestiona él—. Oye, no te ves bien.

Ella suspira. Estaba pensando en responder algo sarcástico para evadir la situación, pero una luz se encendió sobre su cabeza, provocando que volteara a ver al rubio. Era la verdadera pregunta, fuera de todo el caos que recién se estaba desatando. June había decidido poner un gran peso de culpa sobre sus hombros, porque era experta en hacerlo, pero debía cuestionarse todo lo que implicaba la muerte de Nick, desde el principio.

Quill respiró.

—¿Qué estaba haciendo Fury en tu apartamento?

El rubio la observó. La lentitud con la que había tomado la pregunta, fue la primera señal de alarma para June.

—No lo sé —respondió.

Lo miró por unos segundos, mientras sentía como una pequeña fisura se creaba en su corazón. Steve le había mentido.

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