—Me temo que esta noche no tenemos más tiempo. Gracias por ver el Illéa Capital Report. Nos veremos la semana que viene.
Y aparecieron los títulos de crédito y la música.
—Taeyong y JaeHyun, la parejita de moda... —se puso a bromear Karina.
Agarré un cojín y se lo tiré a la cabeza, pero la verdad es que la idea me hacía reír. JaeHyun era tan remilgado que resultaba difícil imaginar que nadie pudiera ser feliz con aquel pelele.
Me pasé el resto de la noche intentando evitar las bromitas de Karina, hasta que por fin me fui a la habitación para estar solo. La simple idea de estar cerca de Jung Yoon Oh me ponía incómodo. Las pullas de Karina se me quedaron en la cabeza toda la noche, haciendo que me costara dormir.
No tenía muy claro qué era aquel sonido que me despertó, pero cuando fui plenamente consciente intenté escrutar mi habitación en un silencio absoluto, por si acaso había alguien allí.
Tap,tap,tap.
Me giré un poco hacia la ventana, y allí estaba Johnny, sonriéndome. Me levanté de la cama y fui hasta la puerta de puntillas, la cerré y eché el pestillo. Volví a la cama y abrí la ventana lentamente. En el momento en que Johnny estuvo a mi lado, me entró una oleada de calor que no tenía nada que ver con el verano.
—¿Qué haces aquí? —susurré, sonriendo en la oscuridad.
—Necesitaba verte —dijo, envolviéndome con los brazos y tirando de mí hasta que quedamos tumbados uno junto al otro en la cama. Sentía su respiración contra mi mejilla.
—Tengo muchísimo que contarte, Johnny.
—No digas nada. Si alguien nos oye, se nos caerá el pelo. Deja que te mire.
Obedecí. Me quede allí, quieto y en silencio, mientras Johnny me miraba a los ojos. Cuando quedó satisfecho, empezó a pasarme la nariz por el cuello y por el pelo. Y entonces sus manos se deslizaron por la curva de mi cintura, arriba y abajo, una y otra vez. Oí que se le agitaba la respiración, y aquello, de algún modo, me atrajo hacia él.
Sus labios, ocultos en mi cuello, empezaron a besarme. Se me entrecortó la respiración. No podía evitarlo. Sus besos recorrieron mi barbilla y me taparon la boca, silenciando mis jadeos. Me agarré a él, y, entre los abrazos desesperados y la humedad de la noche, ambos quedamos empapados en sudor.
Fue un momento robado al destino.
Los labios de Johnny se detuvieron por fin, aunque yo no estaba en absoluto predispuesto a parar. Pero teníamos que ser sensatos. Si íbamos más allá y algún día se descubría, ambos acabaríamos en la cárcel.
Otra razón por la que todo el mundo se casaba joven: la espera era una tortura.
—Debería irme —susurró.
—Pero quiero que te quedes —mis labios estaban junto a su oreja. Percibía de nuevo el olor de su jabón.
—Lee Taeyong, llegará el día en que te duermas entre mis brazos cada noche. El día en que te despierte con mis besos cada mañana. Eso, y mucho más—me mordí el labio de la emoción al pensar en ello— Pero ahora tengo que irme. Estamos tentando al destino.
Suspiré y le solté. Tenía razón.
—Te quiero, Taeyong.
—Te quiero, Johnny.
Aquellos momentos furtivos me bastarían para soportar todo lo que se avecinaba: la decepción de mamá cuando me comunicaran que no había sido elegido, todo el trabajo que tendría que hacer para ayudar a Johnny a ahorrar, el cataclismo que me esperaba cuando le pidiera a papá mi mano, y todos los esfuerzos que deberíamos hacer cuando nos casáramos. Nada de aquello importaba. No importaba nada, si tenía a Johnny.
🏹
Rey Jung Dongwook:
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Reina Yoo InnA:
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Gong Yoo:
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