¿No lo merezco?

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Algo que suelen recordarme mis amigos y pareja era sobre mi constante tiempo trabajando en aquella mugrosa cafetería y el como  estar trabajando en esta de manera excesiva afectaba mucho mi salud mental y física, cosa la cual no entendía.

Sé que se preocupan por mi, pero simplemente lo hacen en vano, yo estoy bien y después de todo, no tengo de otra.

Porque si, puede que odiase la cafetería de mis padres a tal punto de querer incendiarla con todos los sacos de café que habían dentro del almacén, pero a fin de cuentas, solo sirvo para servir a otros y eso lo tengo bien en claro.

Todos me dicen: "No, no lo mereces."

No estoy de acuerdo, para servir estoy.

Mientras me encuentro anotando pedidos y pedidos de clientes, puedo apreciar por la ventana de la cafetería  el como chicos de mi edad se encuentran jugando entre ellos sin preocupación alguna, sin estrés alguno.

Tal vez debería reunirme uno de estos días con Craig y los chicos, seria divertido pasar el rato juntos y quizá pueda despejarme un poco de mis deberes y disfrutar de lo que me queda de vera-

- ¡Oye, niño! ¿Acaso anotaste mi pedido? - Sali de mi nube de pensamientos al oír la gruesa voz del mayor al dirigirse a mi con un tono no muy agradable.

- ¡Oh, demonios! Lo siento mucho, señor, ahora mismo anotó su pedido. - Me disculpe totalmente avergonzado por mi evidente falta de atención.

Quizá pueda reunirme con mis amigos otro día que no sea hoy, ni mañana ni el día que vendrá del mañana.

Pienso en todo el tiempo que perdí.

¡Desobediente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora