Enamorando a mi Crush [Completa]

2. La primera pelea con mi crush

Capítulo 2: La primera pelea con mi crush

Salí de mis clases de pintura en la escuela cuando el cielo estaba oscureciéndose, pero es que me había inspirado tanto que no quería irme, me faltaba muy poco para terminar el retrato que estaba creando, solo los detalles de iluminación y sombras, pero cuando ya se terminó la hora de clases el profesor me dijo que se tenía que ir; era la única que quedaba en el salón, la mayoría se iba diez minutos antes y el profesor le daba igual, así que no tuve más opción que dejar mi querida pintura para mañana.

¿Qué puedo decir? El arte era parte de mí, era lo que me inspiraba, pero ahora mi objetivo era llegar a casa para leer algo en wattpad comiendo palomitas de maíz.

Me detuve cuando escuché un fuerte frenazo y el olor a cauchos quemados me inundó la nariz, volteé casi causándome torticolis en el cuello observando a un perro chillar, me quedé fría cuando el auto que lo atropelló se dio a la fuga acelerando por la calle, y el perro salió corriendo sin punto fijo sin dejar de chillar.

Oh no, el pobre perro estaba herido.

Corrí detrás de él siguiendo el rastro de sangre que iba hacia el callejón, el pobre perro se recostaba de unas bolsas de basura gimiendo de ardor, la herida estaba en su pata. Abrí mi bolso y saqué una toalla de las que usaba para limpiarme la pintura de las manos y me acerqué a él.

—Tranquilo perrito, tranquilo... —susurré terminando de acercarme, el perro estaba a la defensiva, pero como mis movimientos eran lentos y decía palabras tranquilizadoras se quedó muy quieto cuando lo sostuve en mis brazos con la toalla envolviendo la herida para evitar el sangrado.

Ah, era una perra, no un perro.

La herida era fea, tenía que ir a un veterinario urgente.

De repente escuché gritos y palabras furiosas, fruncí el ceño volteando para ver que del otro lado; a la salida del callejón, dos sujetos de gorras y vestimentas poco presentables estaban forcejeando con un sujeto... no, no era cualquier sujeto era nada más ni nada menos que Cristóbal Craft.

No podía ser verdad, estaban intentando robar a mi crush.

Vaya que si lo robaban se iban a salir con la lotería porque Cristóbal era una joya de oro de kilates andante. Me asusté cuando lo pegaron de la pared y entre los dos tipos comenzaron a golpearlo.

No.

No sabia si justo en este momento me creía una super heroína o qué cosa, pero no iba a permitir que siguieran haciéndole daño al amor de mi vida.

En este punto ingenuo donde creía que mi ilusión por él; que ni notaba mi existencia, era amor, me sentía completamente segura de dar mi vida por él.

—¡Déjenlo en paz! —grité dejando al perro en un lugar seguro y tomé un pesado pote de basura, tal vez era la adrenalina que sentía al momento, pero lo levanté como si fuera peso muerto y se los lancé a los tipejos antisociales tomándolos completamente desprevenidos, pero al menos dejaron de golpear a Cristóbal.

No me detuve, le lancé otro pote y cajas que me encontré en el medio, una de las cajas tenia ratas y les cayeron encima a los tipejos por lo que comenzaron a correr del asco despavoridos.

Joder, lo había logrado, los ahuyenté.

—¡LA POLICIA VIENE EN CAMINO! —les grité— ¡HIJOS DE PUTA!

Bien, ya debía calmarme, no quería que volvieran.

Miré a Cristóbal, él se levantó del suelo un poco tambaleante limpiándose las manos, un hilo de sangre escurría de su labio inferior... ese labio que me había besado en año nuevo y que no me recordaban... aun.

—¿Estás bien? —pregunté aun sintiéndome valiente por la adrenalina en mi sistema, ni siquiera me puse nerviosa, él me miró de reojo con algo de superioridad y volvió a limpiarse, creí que no me había escuchado y repetí: — Hey, ¿estás bien...?

—Obvio que estoy bien —me respondió con petulancia pareciendo obstinando de mí y mis preguntas, me sorprendí un poco, es decir, de todas las respuestas que me hubiera imaginado, nunca pensé que me respondería de esa manera, mucho menos después de salvarlo de esos tipos.

—Deberías ir al hospital... —comenté, él pasó una mano por su labio limpiando la sangre, la vena de su frente marcándose y su rostro enrojeciéndose de rabia, sus preciosos ojos verdes pareciendo querer fulminarme.

—Tu deberías cerrar la boca y dejarme en paz —me soltó con evidente molestia—, lo último que necesito es que una niña quiera defenderme.

Ah, entonces era por eso, porque lo defendí.

Di un paso atrás tragando pesadamente saliva, ya no me sentía tan heroica. Joder, no podía creer su nivel de egocentrismo, machismo, idiotez... pero aun estaba esa parte de mí que lo veía con compasión, es decir lo habían robado, golpeado y una niña lo tuvo que defender, solo estaba molesto por todo, no por mí.

O eso me hice creer para no sentirme mal por su trato hacia mí.

Tomé a la perrita, ella gemía porque aún estaba herida, creo que mi mejor carta era pedirle disculpas y ver si podía llevarnos a un veterinario, dejar todo esto atrás.

—Lo siento, creí... —murmuré intentando arreglar las cosas, pero Cristóbal simplemente paso una mano por su cabello sin ni siquiera mirarme.

—Vete a la mierda, niña —soltó yéndose de ahí dejándome sola y con la perrita herida en mis brazos.

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